domingo, 5 de agosto de 2007

Carlos Slim, el hombre más rico del Mundo, busca nuevos retos en la solidaridad y el petróleo

MÉXICO.- El mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, parece seguir los pasos de su competidor por el puesto Bill Gates y, antes que ellos, de Georges Soros, por una 'rara manía' de los multimillonarios: quieren hacer otra cosa aparte de ganar simplemente dinero.

Al magnate de la telefonía de América Latina "poco le importa" ser el más rico del mundo, según él mismo dijo durante una conversación de tres horas inédita, sencilla y sin orden del día con un pequeño grupo de periodistas.

La familia "primero", porque ser rico no es "irreconciliable" con la vida personal y la familia, asegura Slim con un puro en la boca ante sus invitados en la sede de Inbursa, joya financiera del grupo, bajo varios cuadros de Renoir, El Greco y otros grandes maestros de su colección personal.

Slim rinde homenaje a la experiencia que le dejó su padre, un inmigrante libanés maronita que fue a México a inicios del siglo XX, al que el empresario no conoció mucho.

A sus 67 años, debería "estar jubilado", añade Slim bromeando, aunque es cierto que se está retirando progresivamente y delegando cada vez más en sus tres hijos, Carlos, Marco Antonio et Patricio, la dirección de su imperio económico.

La fortuna de Carlos Slim ha subido considerablemente en los dos últimos años, alcanzando los 67.800 millones de dólares a finales de junio de 2007, según Sentido Común, un sitio de internet mexicano conocido por sus informaciones y análisis económicos y financieros, que atribuye actualmente a Bill Gates una fortuna de 59.200 millones de dólares.

Pero Carlos Slim, aunque sueña para sus negocios con una América Latina próspera donde cada uno tenga su teléfono móvil, quiere hacer otra cosa y parece fijarse nuevos desafíos: una acción social y un interés por la industria petrolera.

El nuevo gran proyecto de la fundación Telmex (su compañía de telefonía fija en México), ya activa en el sector sanitario, deportivo y de la cultura, donde gasta cientos de millones de dólares, se llama "la educación digital".

Carlos Slim, mostrando dos pequeños ordenadores, anuncia que quiere distribuir este año 250.000 ordenadores portátiles para los niños pobres de México y de América Central con una inversión en 2007 de 70 millones de dólares, que aumentará en 2008 y en 2009.

Ante los que le reprochan su fortuna indecente en un país donde viven 50 millones de pobres, Carlos Slim sufre un déficit de imagen y afirma su nueva filosofía.

El hombre que explica con todo lujo de detalles cómo construyó su fortuna comprando durante los períodos de crisis, afirma ahora que la mejor inversión es combatir la pobreza.

Este combate refuerza el "desarrollo del país", añade, precisando que no hay que "dar, sino resolver", con la educación en el centro de la solución.

En cuanto a la diversificación industrial, "la energía me interesa enormemente", afirma ahora que la empresa nacional petrolera mexicana, PEMEX, ve bajar su producción y no llega a invertir lo suficiente para explotar nuevos yacimientos en aguas profundas en el Golfo de México.

En el debate casi tabú en México -sexto productor mundial- de la privatización de PEMEX, Carlos Slim se pronuncia por una empresa de Estado con una autonomía de gestión y una punción fiscal limitada.

Su grupo tiene desde hace poco actividad en la fabricación de plataformas petrolíferas a través de la nueva sociedad Swecomex y en la construcción de gasoductos.- (AFP)

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