jueves, 9 de agosto de 2007

El BCE interviene con dinero para frenar el temor al contagio de la crisis hipotecaria norteamericana

FRANCFORT.- Hay miedo en los mercados financieros. El propio Banco Central Europeo (BCE), en una operación sin precedentes por su magnitud, se vio obligado ayer a inyectar 94.800 millones de euros de sus reservas para compensar la falta de liquidez en un mercado atemorizado por la crisis de las hipotecas en EEUU que, según se supo también ayer, ya ha contaminado al primer banco de Francia, el BNP Paribas, según "El Periódico de Cataluña".

La actuación del BCE alimentó el pánico --"Si el BCE ha intervenido es que el problema es más grave de lo que se decía", interpretó una analista, y las pérdidas se propagaron por las Bolsas. El Ibex 35 cayó el 1,11%, con pérdidas superiores en los bancos. El CAC francés perdió el 2,17%.

El miedo existe desde que, en primavera, se produjeron en EEUU las primeras quiebras de entidades financieras especializadas en las llamadas hipotecas de alto riesgo. Se temía que la crisis llegara a contagiar a las entidades financieras europeas y ayer se produjo el primer episodio, haciendo saltar las alarmas en todas las Bolsas.


BNP Paribas anunció que suspende temporalmente el cálculo del valor liquidativo de tres de sus fondos --y por consiguiente, de su suscripción y reembolso-- por los problemas en el mercado hipotecario. El bloqueo sigue los pasos dados por otras entidades, Axa o el banco alemán WestLB.

La noticia cayó como una bomba. El miedo colapsó los flujos de dinero. Las entidades no lograban encontrar el dinero que necesitaban para sus clientes. En EEUU, los tipos de interés del dinero para entrega al día siguiente subieron más de medio punto, hasta el 5,86%. En la zona euro las tasas para los depósitos subieron al 4,70%.

A la vista de estas tensiones, el BCE optó por inyectar dinero en el mercado y atendió todas las demandas de liquidez de 49 bancos europeos, a los que sirvió 94.800 millones al 4%. Es la mayor cantidad de dinero que pone en circulación el BCE de una vez. El precedente más cercano hay que buscarlo el 12 de septiembre del 2001, un día después del 11-S, cuando el BCE liberó 69.300 millones en una acción concertada con la Reserva Federal de EEUU para tranquilizar los mercados.

"El BCE ha detectado tensiones en el mercado a pesar del nivel de liquidez del circuito monetario", explicó la autoridad en una escueta nota, queriendo dar a entender que el colapso de ayer no obedece a problemas de fondo.

La Reserva Federal (Fed) de EEUU hizo lo propio e inyectó otros 24.000 millones de dólares. El presidente de EEUU, George Bush, se vio obligado a hacer una declaración después de que la bolsa de Wall Street abriera con una fuerte tendencia a la baja.

Al cierre, el Dow Jones cayó el 2,83%, el mayor recorte en porcentaje en una sesión desde el 2003. El presidente reiteró que las "bases fundamentales" de la economía son muy "robustas". Pero se negó a que el Gobierno dé ayudas a las personas que no pueden pagar sus hipotecas.

Por otra parte, el Banco Central Europeo volvió a meter miedo a todos los endeudados, al señalar en su informe mensual que el consejo de gobierno de este organismo «mantendrá una extrema vigilancia para evitar que los riesgos para la estabilidad de precios a medio plazo lleguen a materializarse», según dice "ABC".

Advertencia, que hasta ahora, cada vez que la ha hecho, se ha convertido en una subida automática de los tipos en un 0,25% en su siguiente reunión. Dicho esto, los expertos vaticinan que los tipos de interés se incrementarán en septiembre hasta el 4,25%. Y añaden, que de esa fecha hasta diciembre queda un largo trimestre para otro ajuste más hasta el 4,50%.

En esa apreciación influyen también las palabras del BCE, que en el citado informe vuelve a manifestar que su política monetaria «es aún acomodaticia», por lo que «de cara al futuro, actuar con firmeza en el momento oportuno resulta esencial para garantizar la estabilidad de precios a medio plazo».

El BCE hace hincapié en la evolución de los precios del petróleo, sobre los que precisa que teniendo en cuenta su valor actual y el de los contratos de futuros sobre este producto, es probable que «las tasas de inflación interanuales se mantengan, en general, en torno a los niveles actuales durante los próximos meses y que hacia finales de este año vuelvan a aumentar significativamente».

Por todo esto, el BCE matiza que la evolución reciente de los precios del petróleo constituye un recordatorio oportuno de los posibles riesgos para la estabilidad de precios que se derivan del comportamiento de los precios de las materias primas.

No obstante, señala que «los riesgos al alza tienen su origen en factores internos, principalmente». En particular, la intensidad de la utilización de los recursos en la economía de la zona del euro y la fortaleza del crecimiento del empleo «están generando restricciones de capacidad que podrían traducirse en una evolución de los salarios y de los costes más dinámica de lo esperado.

Para el Banco Central Europeo resulta crucial que los acuerdos salariales deberían mostrar un grado de diferenciación suficiente para tener en cuenta los niveles de competitividad de los precios, el nivel todavía alto del desempleo en muchas economías y la evolución de la productividad en los distintos sectores.

Así, el consejo de gobierno subraya «la importancia de evitar una evolución salarial que pudiera traducirse en presiones inflacionistas y, en consecuencia, influir negativamente sobre el poder adquisitivo de los ciudadanos de la zona del euro.

Añade, que también existen riesgos al alza para la estabilidad de precios procedentes de incrementos de los precios administrados y de los impuestos indirectos superiores a los previstos, así como «de la posible introducción de un sesgo procíclico en la política fiscal de algunos países».

Respecto a la tasa de crecimiento interanual de los préstamos concedidos al sector privado, indica que desde mediados de 2006 se ha estabilizado, aunque mantiene cifras de dos dígitos. «La estabilización se observa particularmente en los préstamos concedidos a los hogares, que reflejan cierta moderación en la evolución del precio de la vivienda, aunque, en promedio, el crecimiento de los precios residenciales sigue siendo elevado en la zona del euro».

Por último, además de las recomendaciones fiscales a los gobiernos, les anima a que fomenten la competencia para promover el crecimiento económico y la creación de empleo a largo plazo.

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