martes, 7 de agosto de 2007

Los árboles urbanos se tragan todo el humo de los automóviles, según un estudio de la U. de Sevilla

SEVILLA.- Los árboles, como todas las plantas, absorben dióxido de carbono, con lo que contribuyen a la lucha contra el cambio climático. En general, la vegetación actúa como un "sumidero" de CO2. La Universidad de Sevilla ha realizado una investigación dirigida a averiguar la cuantía exacta de dióxido de carbono que cada árbol absorbe.

Este estudio de la Universidad de Sevilla destaca la importancia de la vegetación en la lucha contra el cambio climático, pues actúa como sumidero natural de CO2, y subraya que algunos árboles, como la melia, la acacia o la jacaranda, pueden absorber el CO2 emitido por miles de vehículos.

El arbolado urbano cumple una misión trascendental para el medio ambiente y sus criaturas. Los árboles son auténticos devoradores de CO2 ('sumideros' de dióxido de carbono, los llaman los expertos) que absorben gracias a la fotosíntesis y convierten en oxígeno. Bien colocados y escogidos, son capaces de limpiar el aire viciado de cualquier ciudad.

Pero no todos los árboles captan la misma cantidad de CO2 y, por tanto, los planificadores y gestores municipales debieran tener en cuenta este factor a la hora de diseñar las 'manchas' verdes en cada ciudad. Es una estrategia elemental para combatir el cambio climático y limpiar el aire que respiran millones de urbanitas.

"Los sumideros naturales de CO2" (Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla y Muñoz Moya editores), redactado por un grupo de investigadores dirigidos por el catedrático de Ecología Manuel Enrique Figueroa, sostiene que una adecuada planificación del arbolado urbano y de las superficies forestales reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las plantas absorben dióxido de carbono (CO2) gracias a la fotosíntesis, proceso por el que este gas queda fijado en sus raíces, tronco y hojas en forma de carbono, y además, también captan CO2 durante su respiración, que convierten en oxígeno, que es liberado en la atmósfera.

Los autores de 'Los sumideros naturales de CO2' defienden que la planificación adecuada del arbolado urbano y de los núcleos forestales mejoraría la absorción de gases contaminantes, la limpieza del aire y contribuiría, por ende, a la lucha contra el calentamiento global.

Aunque la mayor cantidad de CO2 atmosférico permanece fijado en la naturaleza en las rocas, en forma de carbonatos, otro volumen importante es retenido por las plantas. Dentro de las especies arbóreas habituales en las ciudades, la melia es la más eficiente

En una calle de cien metros de longitud y con diez árboles plantados, la melia absorbería al día el CO2 emitido por 10.373 vehículos (cada uno libera 200 gramos por kilómetro recorrido); la acacia de tres espinas contrarrestaría las emisiones de 1.619 vehículos; la jacaranda, las de 1.405 y el olmo, las de 1.320.

Por el contrario, la catalpa, el árbol del amor o el ciruelo japonés son las especies menos eficientes, pues absorben el CO2 equivalente a las emisiones de 38, 33 y 26 vehículos, respectivamente.

Según Manuel Enrique Figueroa, catedrático de Ecología de la universidad hispalense, es la primera vez que se realiza un trabajo de este tipo en España. En su opinión, la vegetación es "un elemento muy importante" contra el cambio climático. Además, "es gratis, no requiere de sofisticadas tecnologías y tiene una gran capacidad de desarrollo en un país como España, muy arbolado y con muchos espacios protegidos".

La investigación realizada pone de relieve la existencia de grandes diferencias en cuanto a la absorción de CO2 por parte de cada especie. Así, entre las forestales las más eficientes son el pino carrasco y el piñonero, que absorben 48.870 y 27.180 kilos de CO2 al año. En cambio, el alcornoque sólo absorbe 4.537 kilogramos.

En el estudio se estima que un kilómetro cuadrado de bosque genera mil toneladas de oxígeno al año, que una hectárea arbolada urbana produce al día el oxígeno que consumen seis personas, o que un árbol de unos 20 años absorbe anualmente el CO2 emitido por un vehículo que recorre de 10.000 a 20.000 kilómetros.

El estudio también determina que los más de 20 millones de hectáreas forestales existentes en España mantienen fijados unos 785 billones de toneladas de CO2, capturadas por el proceso de fotosíntesis, y absorben al año 48 millones de toneladas de este gas, gracias a su "respiración", un 13% de las emitidas en 2005.

Por ello, Figueroa enfatizó la necesidad de "poner en valor" las masas forestales "no sólo por su función de preservación de la naturaleza, sino por su papel de sumideros naturales" de CO2. Abogó por que la importancia de estos sumideros naturales se tenga en cuenta a la hora de construir infraestructuras y en el diseño urbano y opinó que representan "la esencia de actuar localmente y pensar globalmente".

"Hay que pensar qué especies se plantan y dónde, para conseguir un balance cero en las emisiones" de CO2, añadió, aunque matizó que estos sumideros naturales no son la solución contra el cambio climático, que requiere también de las energías alternativas y del ahorro energético.

También alertó del doble impacto ecológico de los incendios forestales que emiten CO2 al quemar la vegetación y liberan el que estaba fijado en la vegetación quemada.

Para Figueroa hay que revalorizar las masas forestales, "no sólo por su función de preservación de la naturaleza, sino por su papel de sumideros naturales" de CO2.- (EFE)
(En la imagen, Parque de María Luisa, en Sevilla)

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