domingo, 12 de agosto de 2007

Las constructoras valencianas ya frenaron sus compras de suelo hace tres años

VALENCIA.- Las constructoras valencianas ya sabían que el boom de la vivienda iba a tener su fin próximo a estos días. Los datos lo demuestran. El volumen de metros cuadrados de suelo que se negociaron durante el primer trimestre de 2004 en la Comunidad Valenciana es 2,5 veces superior al que se ha vendido de enero a marzo de este año, según "Las Provincias".

Poco antes de las elecciones autonómicas, cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejaba que en la Comunidad Valenciana se había pasado del segundo trimestre al tercero de 2006 de comenzar las obras de 21.781 pisos a 25.446, El ministro de Economía, Pedro Solbes pidió frenar la promoción. Exactamente, sugirió que en lugar de 800.000 pisos al año, España creciera a razón de 600.000 al año.

Esto no es factible. Los volumenes de suelos que se compraron durante 2004 provocan que tanto este año como el venidero, las constructoras tengan en sus planes de negocio promover un volumen de pisos similar al de 2006, año del fin del boom de la vivienda.

Estas operaciones, motivadas también porque si el precio de los pisos baja el suelo que compraron caro ya no es rentable, se pueden paralizar. Las empresas más potentes se pueden permitir el lujo de sentarse en sus solares y capear el temporal pero las pequeñas lo tendran mucho más dificil.

Lo que no pueden hacer las constructoras es paralizar sus grúas y dejar de añadir al mercado las viviendas que están ahora en obras. El ritmo de promociones iniciadas, según refleja el INE, está comenzando una desaceleración pero no pasa lo mismo en las viviendas terminadas que mantienen una leve ritmo alcista.

El resultado de estas tendencias es que el sector de la construcción, la oferta, tenía previsto frenar su volumen de ventas en los próximos meses/años pero que ahora no puede hacerlo a corto plazo.

La coyuntura internacional de bajada bursátil, motivada por la crisis de las hipotecas para morosos (subprime) de Estados Unidos no se puede trasladar a España punto por punto pero sí que afecta.

En Norteamérica, el aumento de la morosidad está provocando una falta de liquidez en el mercado. Por eso los bancos centrales prestaron dinero durante esta semana con volumenes nunca vistos. La falta de moneda, unida a la subida de los tipos de interés, ha hecho que España no sea tan fácil conseguir una hipoteca como era hace dos o tres años, es decir, en pleno boom de la vivienda.

Además, los precios altos han provocado que la compra como inversión deje de ser atractiva por lo que se ha aumentado el tiempo que emplean los compradores (la demanda) en adquirir el piso.

Todas estas dificultadas provocan lo que, en terminos económicos, se entiende como un desplazamiento de la demanda a la baja. Para que el punto de equilibrio entre oferta y demanda, la solución sólo pasa por poner menos pisos a la venta, una cuestión que hoy por hoy, las promotoras no pueden.

Los primeros datos de bajada de los precios (efecto ineludible si la oferta no baja) ya los facilitan los portales de internet que nacieron con el boom de la vivienda en la que los precios subían en forma de dos dígitos.

Pero hay más. Durante esta década, una de cada tres empresas es constructora. La asociación de constructores de la Comunidad Valenciana reaccionó pidiendo más obra civil que permita al sector seguir vivo. Su peso en la economía valenciana es fundamental y los datos de paro ya muestran que están perdiendo cuota de mercado.

La ampliación del puerto, las obras de Fórmula 1... pueden permitir que el sector vuelva a firmar contratos que no le aboquen al cierre pero la vivienda seguirá rigiéndose por la ley de la oferta y la demanda.

El mensaje oficial de las cajas de ahorro valencianas es de tranquilidad. Bancaja y CAM tiene tasas de morosidad muy inferiores a las de la entidades de las hipotecas subprime norteamericanas pero los bancos centrales de todo el mundo han tenido que inyectar liquidez porque las entidades financieras saneadas no quieren verse salpicadas por un repunte de morosos.

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