miércoles, 29 de agosto de 2007

Los ingleses secuestraron a científicos y empresarios alemanes hacia el final de la Segunda Guerra Mundial


LONDRES.- Una fuerza de elite británica secuestró a cientos de científicos y técnicos alemanes justo antes del final e inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial y los puso a trabajar para distintos departamento del gobierno británico e incluso en la empresa privada.

Eso es lo que se desprende de documentos desclasificados a los que ha tenido acceso el diario británico "The Guardian" y que muestran que en muchos casos esos alemanes no colaboraron voluntariamente con los vencedores sino que fueron obligados.

El plan británico consistía, según el periódico, en "saquear los activos intelectuales" de una Alemania próxima ya a la derrota para impedir que ese país pudiese volver a competir internacionalmente y utilizar de paso ese talento en beneficio propio.

Como parte de un programa similar, señala el periódico, numerosos empresarios alemanes fueron supuestamente obligados a viajar al Reino Unido para ser interrogados allí por sus rivales comerciales y ser internados en el caso de que se negasen a revelar sus secretos.

La información sobre esos programas está contenida en documentos guardados en archivos del ministerio británico de Asuntos Exteriores marcados como "top secret" (máximo secreto) a los que ha tenido acceso el diario.

Los documentos muestran cómo una estrategia destinada a descubrir los secretos militares de los nazis en Europa para ayudar de esta forma al esfuerzo militar contra Japón en Asia se convirtió rápidamente en una campaña de guerra fría tendente a impedir que los activos científicos e industriales alemanes pasaran a los soviéticos.

Esto ofreció a su vez a los británicos una oportunidad de oro para explotar los conocimientos científicos y técnicos del país derrotado a fin de dar un fuerte empujón a la propia industria británica.

Aunque se sabe desde hace tiempo que muchos científicos alemanes colaboraron con estadounidenses y británicos después de la guerra, se cree que en su mayoría viajaron libremente a esos países atraídos por la promesa de buenos salarios.

Sin embargo, los documentos ahora desclasificados demuestran que más de dos años después del cese de hostilidades, las autoridades británicas seguían sometiendo a los alemanes a un programa de "evacuación forzosa".

Así, un documento escrito en agosto de 1946 por un funcionario británico que trabajaba para el gobierno militar de su país en el norte de Alemania revela claramente cómo funcionaba el programa.

Los agentes británicos se presentaban normalmente sin avisar en casa del alemán y se lo llevaban, muchas veces en medio de la noche, algo que, según explicaba el funcionario, "recuerda mucho los métodos de la Gestapo (policía secreta hitleriana)".

Los secuestros en la zona alemana controlada por los británicos se llevaban a cabo siguiendo órdenes de una organización llamada "British Intellgigence Objective Subcommittee", responsable ante el gobierno e integrada por representantes de las Fuerzas Armadas, el espionaje exterior y varios ministerios, incluido el de Comercio y Provisiones.

Otra organización implicada en esas acciones era la Field Information Agency (Technical), conocida por las siglas de Fiat y que había sido creada durante la guerra como unidad conjunta anglonortamericana dedicada al espionaje militar.

Esa unidad se dedicaba a señalar a los científicos a los que convenía "evacuar forzosamente" de las zonas bajo control aliado y de Berlín.

Los documentos dan incluso detalles del secuestro de medio centenar de científicos de sus casas en Magdeburgo, en la zona soviética.

La legalidad de ese tipo de medidas no fue nunca puesta en tela de juicio, y así una proclama del gobierno militar británico establecía que Alemania debía "suministrar los transportes, plantas, equipos y materiales de todo tipo, fuerza de trabajo, personal, especialistas y otros servicios, para su empleo en Alemania o en otras partes que decidan los representantes aliados".

El secuestro de los científicos alemanes se encomendó a una unidad del Ejército británico conocida como la Fuerza-T, fuerza de gran movilidad y dotada de armas ligeras que se dedicó al final de la guerra a confiscar todo objeto que pudiera tener valor científico antes de que lo destruyeran los alemanes en su retirada o cayera en poder de los soviéticos.

Muchos de los detenidos habían trabajado en el sector de armamentos o el aeronáutico, pero otros habían estado empleados en distintos sectores de la industria, desde la minería o la óptica hasta la perfumería.- (EFE)
(En la imagen, el científico Von Braun y el empresario Oskar Schindler)

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