martes, 28 de agosto de 2007

Seis premios Nobel de economía evalúan la crisis hipotecaria: "Los bancos centrales no deberían ceder"

WASHINGTON.- No son pocos los analistas que comparan la actual crisis financiera con el colapso de los mercados producido tras la quiebra de Long Term Capital Management en 1998. El fondo de cobertura, que parecía una apuesta asegura, era propiedad de los economistas que un año antes habían ganado el premio Nobel: Robert Merton y Myron Scholes. Ambos perdieron en cuestión de semanas más de US$ 4.000 millones.

Por eso, el mercado financiero se sorprendió este fin de semana cuando Merton anunció que, en medio de la volatilidad financiera y la crisis de liquidez, lanzaría un nuevo hedge fund, esta vez en Brasil. Más aún, cuando el mismo día, reconoció que el daño para los fondos de inversión continuará. “Se ha perdido mucho dinero y aún se perderá más. Algunos mercados, instrumentos, fondos y firmas quebrarán o desaparecerán. Es inevitable”, sentenció.

Merton es uno de los seis premios Nobel que han hablado hasta ahora sobre la turbulencia financiera desatada por los créditos subprime en Estados Unidos. Otro de ellos, Joseph Stiglitz, dijo que la burbuja crediticia que acaba de explotar dejará numerosas pérdidas.

“La turbulencia causada por el mercado de hipotecas subprime (de mayor nivel de riesgo) se podría desbordar a otros sectores de la economía, especialmente porque el crecimiento de por sí ya es débil”, afirmó el ex presidente del Banco Mundial, quien dijo no sorprenderse por la debacle financiera. Según Stiglitz (en la imagen), la pregunta que cabe hacerse ahora es cuánto se desbordará. “Es un problema demasiado amplio”.

Harry Markowitz, ganador del Nobel en 1990, tiene una visión más optimista y al igual que otros economistas asegura que se trata de un período bajo dentro de un ciclo. “El mercado está en estampida, pero se detendrá en algún punto. Las noticias que lo golpean ahora pasarán y las cosas se calmarán nuevamente”, afirma.

Falta de transparencia

Sin embargo, ninguno de los galardonados espera que esto suceda pronto. “Es muy difícil predecir a los mercados, pero esto se extenderá por un período considerable”, asegura Stiglitz, quien no acaba de entender “cómo el mercado puede ser tan irracional respecto de algo tan predecible”.

Edmund Phelps, quien ganó el Nobel el año pasado por su teoría sobre la relación entre inflación y desempleo, considera que la actual es la “peor crisis crediticia de los últimos años” y culpa de todo lo ocurrido a la falta de transparencia de las agencias calificadoras sobre el real riesgo de los nuevos instrumentos de crédito. “Parece que el mercado no estaba equipado para los nuevos instrumentos ni tenía las instituciones necesarias para administrarlos”.

Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings son las principales calificadoras acusadas; y tanto en Europa como en Estados Unidos en las dos últimas semanas aumentaron las presiones políticas para que los gobiernos tengan un mayor control sobre ellas.

Por eso, apunta Phelps, las agencias deberán revisar su metodología y desarrollar nuevas formas de evaluación de riesgo. Merton coincide con el diagnóstico, pues anuncia que el mercado de las hipotecas subprime no desaparecerá “porque es realmente necesario” y agrega que los más probable es que el nuevo dinero que ingrese “se administre de manera diferente”.

Llamada de atención

A pesar de que está listo para emprender una nueva inversión millonaria, Merton está seguro de que el mercado será golpeado próximamente por malas noticias. “Algunos bancos sufrirán pérdidas similares a los hedge funds porque tienen obligaciones colateralizadas similares y otros derivados. No me sorprendería si eso ocurre”, señala.

Pero la acción de los bancos centrales habría aliviado en algo el panorama. Phelps considera que las múltiples inyecciones de liquidez en Estados Unidos, Europa y Japón lograron recuperar algo de la confianza de los inversionistas.

Sin embargo, Merton advierte que no debe confundirse el proteger la estabilidad con “salvar malas inversiones o suavizar la política antiinflacionaria”. Algo similar señala Gary Becker, acreedor del Nobel en 1992. “No creo en la teoría de ‘demasiado grande para caer’. Sería un gran error de la Fed o de cualquier otro banco central salir al rescate de cualquier hedge fund o prestamistas con dificultades financieras por sus inversiones excesivas en activos dudosos. Ellos tienen que asumir las consecuencias de sus errores. Especialmente, aquellos financistas que podrían quebrar por haber entregado una gran cantidad de créditos hipotecarios a clientes con dudosa capacidad de pago”.

Estos gurús de la economía moderna coinciden en que la Fed ni otros bancos centrales deberían ceder a las presiones de los mercados y mantener sus tasas de interés o sus políticas monetarias. Lo contrario, afirma el Nobel de 1997, Myron Scholes, causaría un caos mayor. “Cuando los bancos centrales alrededor del mundo cambian sus políticas o no saben qué dirección tomar respecto a las tasas de interés potencialmente pueden llevar el mundo a un shock y a una recesión”.

Los bancos centrales deben intervenir sólo cuando indicadores como la inflación, el PIB o el desempleo van mal, coinciden los gurús.- (Agencias)

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