martes, 11 de septiembre de 2007

Perdedores de la crisis / Francisco Muro de Iscar


Si no fuera por lo que ha dicho Diego López Garrido, portavoz del PSOE en el Congreso y uno de los expertos económicos más reconocidos internacionalmente, y por la 'confianza intacta' del Gobierno de Rodríguez Zapatero, sería para empezar a estar preocupados. En estos momentos, las Bolsas de todo el mundo están temblando, la española también, los informes de los servicios de estudios y los institutos universitarios es casi unánime: la incertidumbre de hoy nos llevará mañana al enfriamiento de la economía.

Es cierto que vamos a seguir creciendo en los números macroeconómicos, aunque menos que ahora. Pero casi todos los expertos, menos López Garrido, claro, apuntan que crecerá el paro, la subida de los tipos de interés afectará seriamente a todos los que tienen hipotecas, bajará el consumo interno, crecerán los precios, la construcción se frenará... Eso se llama crisis. ¿Quién va a sufrir los principales efectos de todo esto que parece inevitable? En primer lugar, las familias, que están teniendo una cuesta de septiembre un poco peor de lo habitual. Las hipotecas se van a convertir en un gran quebradero de cabeza porque en apenas un año o año y medio, su coste mensual ha crecido de forma desmesurada. Y puede seguir haciéndolo.

En segundo lugar, y tal vez con mayor crudeza, los inmigrantes. Cuando se empiece a perder empleo, ellos van a ser los más perjudicados. En agosto ya ha crecido el paro en 58.000 personas, que es el peor dato en la década. El parón en la construcción les va a afectar profundamente. Y si crece el paro entre los inmigrantes, el problema social puede enrarecerse. Ellos son los más débiles y muchos trabajan en la economía sumergida o llevan poco tiempo, por lo que no tendrían derecho al paro. El hombre bonzo, el rumano Marian es un dato de la desesperación. Pero hay muchos cientos de miles en situación inestable.

Deberíamos estar trabajando ya en los posibles escenarios de la crisis, en sus repercusiones, en las medidas que se deben tomar si la situación, que todavía no está clara, pero que avanza negativamente. Incluso eso podría servir para reforzar las estructuras si sólo se trata de una crisis pasajera. Benedicto XVI ha desafiado a Europa a ser líder de la paz y la lucha contra la pobreza. Quizás ahí esté la clave de lo que tenemos que hacer en lugar de estar pensando en promesas electorales.

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