viernes, 21 de septiembre de 2007

Socialismo corporativo para Wall Street / Ralph Nader

Las rodillas de los capitalistas corporativos comienzan a temblar. Su manipulación del mercado hipotecario de alto riesgo ha llevado a una creciente contracción crediticia y crisis de la liquidez. Así que llegó la hora de llamar al Tío Sam – el hombre orquesta que debe rescatarlos.

Sólo que todavía no lo llaman rescate. Es sólo una inyección por el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de EE.UU. de más de 200.000 millones de dólares para estabilizar los mercados financieros descompuestos. Una vez más los gobiernos parten al rescate.

Mi padre preguntó hace muchos años a sus hijos durante la conversación en la mesa: “¿Por qué sobrevivirá siempre el capitalismo?” Su respuesta: “Porque siempre utilizará al socialismo para salvarlo.” Como pequeño empresario (dueño de un restaurante), no se refería a los pequeños negocios en la calle principal. Hablaba de los Peces Gordos. En la actualidad, llamamos a esos directores ejecutivos “capitalistas corporativos.”

Después de todo los bancos centrales son reguladores gubernamentales. Entre otros impactos, regulan las tasas de interés. Pero están tan saturados con ejecutivos bancarios o ex funcionarios bancarios en sus consejos, comités, y en los timones, que se consideran salvavidas a tiempo completo de sus hermanos banqueros.

El hermano Henry M. Paulson, ex del gigante de las inversiones Goldman-Sachs y ahora Secretario del Tesoro de EE.UU. acaba de decir: “Los mercados son resistentes. Pueden absorber estas pérdidas. Nosotros hemos pasado por tiempos difíciles en los mercados, y enfrentaremos el desafío.”

¿Nosotros? Paulson es un funcionario gubernamental que supuestamente debiera preocuparse primero por la gente —como son los millones de propietarios de viviendas condenados a perder sus casas en los próximos 18 meses.

Cómo ayudar a estos “prestatarios, no a los embaucadores”, como describió el columnista Paul Krugman a su plan de “entrenamiento, no rescates” en The New York Times (17 de agosto de 2007) debiera ser la preocupación principal de Paulson.

El Secretario Paulson dijo a The New York Times que reguladores federales deberían tratar de eliminar el fraude y la manipulación del mercado y que tiene que haber más divulgación de las participaciones y actividades de los fondos de alto riesgo y de otros consorcios privados de capital.

Actos ilícitos generalizados

Bueno, son palabras. ¿Y la acción? Krugman, un economista, cree que la burbuja actual de los bienes raíces fue “causada y alimentada por actos ilícitos generalizados. Agencias crediticias como Moody's Investors Service, que reciben mucho dinero para evaluar valores respaldados por hipotecas”, parecen proceder de un modo muy similar a las grandes firmas contables que autorizaron los balances inflados, engañosos, de las Enrons y las Worldcoms.

Transferir los riesgos de esos préstamos hipotecarios mediante transacciones financieras más y más complicadas, con las que por su parte juegan los inmensos mercados de derivados, permite una transmisión más amplia de esos virus del riesgo por todos los mercados financieros nacionales y globales.

Se produce una especie de efecto dominó y provoca ventas causadas por el pánico y una incapacidad, por el mismo motivo, de obtener préstamos comerciales diarios en los mercados crediticios agarrotados.

El Banco Central Europeo ha lanzado recientemente decenas de miles de millones de euros al sistema financiero global después de que el gigantesco banco francés BNP Paribas SA congelara tres de sus fondos de inversión.

Si las cosas empeoran, los bancos centrales inyectarán más dinero al sistema. Si los mercados financieros comienzan a derrumbarse junto con la confianza de los inversionistas, el Tío Sam ciertamente adoptará opciones adicionales de rescates directos.

Aumentando los riesgos

Un hombre, Mervyn King, Gobernador del Banco de Inglaterra, es el único banquero central que se resiste a intervenir en los mercados. “Las tasas de interés”, afirma, “no son un instrumento político para proteger a prestamistas imprudentes de las consecuencias de sus decisiones imprudentes”.

Considera que el rescate de los inversionistas y de sus inversiones arriesgadas sólo los llevaría a tomar riesgos mayores la próxima vez, esperando otro rescate.

Más y más capitalistas corporativos dentro y fuera de los mercados financieros no quieren comportarse como capitalistas – dispuestos a aceptar las pérdidas junto con los beneficios. Quieren que Washington, D.C., es decir, los contribuyentes, paguen por sus instalaciones (como grandes estadios deportivos) o acepten sus pérdidas porque creen que son demasiado grandes como para permitir que fracasen (como en el caso de los grandes bancos o compañías industriales).

Esos capitalistas corporativos deberían ser denunciados cuando siempre dicen que el gobierno es el problema cada vez que actúa para ayudar a la gente de a pie, con regulaciones sanitarias y de seguridad, por ejemplo, pero el gobierno es maravilloso en cuanto llama a los burócratas a realizar misiones para rescatarlos de su propia codicia y demencia.

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