miércoles, 17 de octubre de 2007

Bush y el Congreso de EE.UU. honran al Dalai Lama y piden que haya un diálogo con China

WASHINGTON.- El Congreso de EE.UU. impuso hoy, de manos del presidente George W. Bush, la Medalla de Oro al Dalai Lama, en un acto que se convirtió en una llamada al diálogo entre China y el líder espiritual de los tibetanos.

Durante una solemne ceremonia en el Capitolio, Bush y los principales líderes demócratas y republicanos del Congreso aseguraron que esta condecoración civil es un reconocimiento a su incansable lucha por la libertad de culto y los derechos humanos.

La ceremonia, a la que asistieron al menos 500 personas, entre ellas el premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, pronto derivó en un acto político, en el que Bush y los legisladores condenaron la represión china contra el pueblo tibetano.

Al honrar la obra y figura del Dalai Lama, "Estados Unidos levanta su voz en pro de la libertad religiosa y los derechos humanos fundamentales", dijo Bush, que se entrevistó en privado con el líder tibetano el martes en la Casa Blanca.

"Los estadounidenses no pueden ver la situación de los oprimidos por su religión, cerrar los ojos o darles la espalda. Y es por eso que yo seguiré urgiendo a los líderes de China a que reciban al Dalai Lama" en ese país, enfatizó el mandatario, que ha sido el primer presidente de Estados Unidos en aparecer en público con el líder religioso.

Las autoridades chinas se darán cuenta "de que este buen hombre es un hombre de paz y reconciliación", agregó Bush, haciéndose eco de la justificación que ofreció a la prensa en la mañana sobre su participación en la ceremonia.

El 14 Dalai Lama, que de niño demostró una fascinación por las ciencias, ya recibió un reloj de oro de manos del presidente Franklin Delano Roosevelt (1933-1945).

Hoy ha sumado a su premio Nobel de la Paz, diplomas honorarios y otros premios mundiales, la Medalla de Oro que le impuso Bush, y que supone la más alta condecoración civil que otorga el Congreso.

Flanqueado por estatuas del general Ulysses Grant y Abraham Lincoln, el Dalai Lama, cuyo nombre de pila es Tenzin Gyatso, agradeció el apoyo de Estados Unidos a su causa y aseguró que su intención no es otra que lograr la autonomía religiosa y cultural de seis millones de tibetanos.

"Permítanme reiterar categóricamente que no busco la independencia del Tibet sino una autonomía religiosa y cultural significativa para su pueblo", aseguró el Dalai Lama, leyendo la traducción al inglés de su discurso.

"No tengo intenciones de usar esa autonomía como un punto de partida para la independencia del Tibet" y los argumentos de China en ese sentido "no tienen fundamento, son falsos", continuó.

El Dalai Lama hizo hincapié en que no tiene una "agenda oculta" y pidió que los líderes de Estados Unidos hagan todo lo posible para convencer a China de su "sinceridad y deseo de avanzar hacia un diálogo" sustancial sobre el futuro del Tibet.

"El continuo apoyo de ustedes es fundamental", dijo el Dalai Lama, un hijo de campesinos que eventualmente huyó al exilio en 1959 para continuar retando a las autoridades chinas.

Ante el chirrido de decenas de cámaras digitales, el líder espiritual se ganó la ovación del público al pedir una mayor lucha en contra de la pobreza, las desigualdades sociales y la privación de la libertad y los derechos humanos que aquejan a millones de personas porque, aseguró, "esos fenómenos no ocurren en aislamiento".

Por su parte, los jerarcas de ambos partidos en el Congreso, entre ellos los demócratas Nancy Pelosi y Harry Reid, y el republicano John Boehner, se deshicieron en elogios al Dalai Lama, con adjetivos como "un hombre sin par", "un líder ejemplar", o "un hombre compasivo que reta nuestra consciencia".

Pero donde los estadounidenses ven a un hombre de paz, el gobierno de Pekín ve a un enemigo, y la entrega de la medalla ha aumentado las tensiones entre Estados Unidos y China.

"Sin duda esto va a causa malestar a corto plazo al Gobierno de China, pero esperamos que esto propicie, a largo plazo, un diálogo directo entre el Dalai Lama y el gobierno chino, porque los tibetanos merecen la libertad", dijo a Efe John Ackerly, presidente de la Campaña Internacional por el Tibet.

Afuera del capitolio, miles de personas, algunas amparadas bajo un arco iris de paraguas, esperaban pacientemente al Dalai Lama, en medio de cantos, bailes y trajes típicos de la región del Tibet, en una ceremonia cultural fuertemente custodiada por agentes de seguridad.

Se prevé que el actor Richard Gere, que apoya la causa del Tibet, dé clausura a la ceremonia.- (EFE)

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