El Gobierno sigue empeñado en contarnos que la crisis financiera desatada este verano por las hipotecas basura en Estados Unidos no nos va a afectar de ninguna manera. Esta vez ha sido el secretario de estado de Economía. David Vegara insiste en que el impacto en nuestro país de la falta de liquidez y de confianza entre bancos va a ser prácticamente nulo.
Creo que ni será nulo ni será excesivo. En este momento es difícil de evaluar. Los analistas no se ponen de acuerdo. Pero, desde luego efecto va a tener. De hecho, ya lo está teniendo y lo saben bien los que necesiten dinero. Las entidades financieras han extremado las condiciones para conceder préstamos y el interbancario es una balsa donde nada se mueve.
No creo que esté entre los deberes del Gobierno cambiar la realidad sistemáticamente. Con el cuento de no asustar, no dicen la verdad. Los ciudadanos tienen derecho a que los que les gobiernan les preparen ante la posibilidad de que se avecine un período de dificultades. No vale que un día salga uno negando cualquier problema y luego Solbes bien lo arregle o bien lo destroce más.
Al margen del gobierno de España no hay nadie que piense que la crisis financiera no vaya a afectar al crecimiento económico. Hace unos días lo dijo bien clarito el director gerente del FMI, aunque matizó que sería en 2008 cuando se note realmente.
Los ciudadanos tienen que saber lo que ocurre y estar preparados. Negar la evidencia de que España por la caída de la construcción y el consumo tiene un problema propio y otro añadido por la falta de financiación exterior es una vergüenza y acabará pasándole factura al Gobierno cuando los ciudadanos se den cuenta de que se les ha mentido sistemáticamente con las cosas de comer.
Para qué andar cambiando la realidad y las previsiones a los pocos días de vender los presupuestos. La mentira tiene las patas muy cortas y desgraciadamente para todos la realidad es obstinada y la verdad acabará imponiéndose.
Creo que ni será nulo ni será excesivo. En este momento es difícil de evaluar. Los analistas no se ponen de acuerdo. Pero, desde luego efecto va a tener. De hecho, ya lo está teniendo y lo saben bien los que necesiten dinero. Las entidades financieras han extremado las condiciones para conceder préstamos y el interbancario es una balsa donde nada se mueve.
No creo que esté entre los deberes del Gobierno cambiar la realidad sistemáticamente. Con el cuento de no asustar, no dicen la verdad. Los ciudadanos tienen derecho a que los que les gobiernan les preparen ante la posibilidad de que se avecine un período de dificultades. No vale que un día salga uno negando cualquier problema y luego Solbes bien lo arregle o bien lo destroce más.
Al margen del gobierno de España no hay nadie que piense que la crisis financiera no vaya a afectar al crecimiento económico. Hace unos días lo dijo bien clarito el director gerente del FMI, aunque matizó que sería en 2008 cuando se note realmente.
Los ciudadanos tienen que saber lo que ocurre y estar preparados. Negar la evidencia de que España por la caída de la construcción y el consumo tiene un problema propio y otro añadido por la falta de financiación exterior es una vergüenza y acabará pasándole factura al Gobierno cuando los ciudadanos se den cuenta de que se les ha mentido sistemáticamente con las cosas de comer.
Para qué andar cambiando la realidad y las previsiones a los pocos días de vender los presupuestos. La mentira tiene las patas muy cortas y desgraciadamente para todos la realidad es obstinada y la verdad acabará imponiéndose.
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