sábado, 17 de noviembre de 2007

Arabia Saudí busca mejorar su imagen en la cumbre de la OPEP

RIAD.- Arabia Saudí despliega una masiva operación de seducción para intentar mejorar su imagen frente a la prensa extranjera llegada a Riad para la cumbre de la OPEP, pero sus esfuerzos se topan con la reciente sentencia de una joven violada por seis hombres a 200 latigazos.

Decenas de jóvenes -en su enorme mayoría, hombres- reclutados cuidadosamente por el Gobierno saudita en grandes empresas y universidades no escatiman esfuerzos para atender las necesidades de decenas de periodistas llegados de todos lados del mundo a un país que no permite el turismo extranjero.

Entrega de visas en tiempo récord, excursiones a regiones alejadas del país, llaves USB de regalo... Y si el restaurante del hotel ha cerrado después de la medianoche, pues se vuelve abrir para preparar una cena y una 'caipirinha' -sin alcohol, prohibido por el Islam- para un periodista hambriento.

¿Se han acabado las abayas negras -vestidos tradicionales que cubren de la cabeza a los pies a las mujeres sauditas- bordadas con lentejuelas que regala el gobierno a las periodistas extranjeras? No importa, un empleado se ofrece a ir a comprarle una con la ayuda de su hermana.

El denominado "departamento de hospitalidad" se encarga de todo e insiste en que las periodistas no necesitan vestir la abaya en los hoteles si no lo desean.

"Pídame lo que quiera, pero lo que quiera, insisto", dice Ibrahim, uno de estos jóvenes, todo sonrisas. Y luego corre a sostener el bolso de otra periodista mientras ésta busca afanosamente sus cigarrillos.

El Gobierno no esconde sus intenciones. "Esperemos que ustedes muestren la cara radiante del reino (..) y cuenten la verdad sobre este gran país musulmán", dijo el viceministro de Petróleo, el príncipe Abdelaziz ben Salman, a la prensa extranjera.

El fenomenal banquete ofrecido a cielo abierto para más de mil personas por la compañía petrolera pública saudita, Saudi Aramco, con espectáculos y representaciones de las tradiciones de cada región del país, pareció salido de las Mil y Una Noches.

Al café saudita (con cardamomo) y dátiles a más no poder siguió una opípara cena bajo más de 100 palmeras iluminadas que incluyó albóndigas de carne de camello y nuez moscada.

Los ministros de Petróleo y Energía del cartel, relajados, se mezclaban con príncipes sauditas y cientos de funcionarios de Saudi Aramco vestidos con el thob, la tradicional túnica blanca, y con periodistas y diplomáticos. En un mar de hombres, prácticamente las únicas mujeres eran las periodistas extranjeras, con abaya y la cabeza descubierta.

Pero la operación de relaciones públicas se topó con la condena de una víctima de una violación colectiva a 200 latigazos y seis meses de cárcel por parte de un tribunal del este del país.

La joven fue inicialmente condenada a 90 latigazos por "estar en el coche de un hombre que no era su pariente en el momento de la violación", informó el diario en inglés Arab News.

Pero en un nuevo veredicto emitido el miércoles la corte elevó la cifra de latigazos a 200.

Una fuente judicial dijo al Arab News que los jueces decidieron castigar más a la adolescente por "su intento de agravar e influenciar a la justicia a través de la prensa".

La pena de los agresores fue elevada a entre dos y nueve años de cárcel, relativamente leve en un país donde la violación, el homicidio, el narcotráfico, el robo a mano armada y la apostasía pueden ser castigadas con la pena de muerte. Los acusados, en general, son degollados en público.

Arabia Saudí aplica una estricta doctrina islámica conocida como wahabismo que prohíbe el contacto o la presencia de mujeres con hombres que no son sus familiares, prohíbe conducir a las mujeres y las obliga a vestir una abaya y un hijab (velo que cubre al menos el pelo, el cuello y las orejas) en público.- (AFP)

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