MADRID.- El Gobierno considera que «todo parece apuntar» a que ha existido algún tipo de pacto para subir precios en algunos subsectores de la alimentación, y que así lo pondrá de manifiesto la investigación abierta por la Comisión Nacional de la Competencia, que se plantea abrir de aquí a principios del 2008 un expediente sancionador contra algunas empresas por estos hechos. No obstante, la ministra del ramo, Elena Espinosa, dijo que no se pueden extender las sospechas a todas las ramas por igual, pues no todas han aplicado aumentos similares ni tampoco han sufrido las mismas alzas en sus costes de producción.
Espinosa, que participó en la presentación del informe de Mercasa (la empresa pública que aglutina a los mercados mayoristas) sobre el sector de la alimentación, no quiso ir más allá en su valoración sobre las pesquisas de la CNC, salvo mostrar su creencia de que concluirá que ha habido «un acuerdo de precios».
Días atrás, la ministra ya expresó sus dudas sobre los motivos del encarecimiento «disparado» del pan y, en menor medida, de la leche, donde opina que sí pueden existir argumentos de cierto peso. Sin embargo, sobre las conservas y el transporte por carretera, otras áreas bajo investigación, no se ha pronunciado aún.
Espinosa afirmó que es lógico que se «vaya repercutiendo en la cadena alimentaria el encarecimiento de las materias primas y del petróleo y sus derivados, siempre que la repercusión sea proporcional a la imputación que se debe hacer y nunca abusiva».
Los productores de carne han sido los últimos en unirse el lunes a esa lista de subidas, en su caso de cara al primer semestre del 2008. Para la ministra, sin embargo, ese anuncio es injustificado al no apreciarse un escenario «peligroso» para el sector del vacuno, entre otras cosas porque sostiene que ellos sí han empezado a repercutir en sus tarifas el incremento de los piensos, extremo que los afectados niegan amparados en la clasificación mensual de precios del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Espinosa negó también que hubiera riesgo de que puedan desaparecer explotaciones, pese a que la patronal Asoprovac sostiene que echarán el cierre el 30% y que en la actualidad pierden 200 euros por cada animal que llevan al matadero.
Posible respiro
A corto plazo, no obstante, puede que los precios den un respiro. Al menos, así lo cree el presidente de Mercasa, Javier de Paz (en la imagen), quien sin explayarse en mayores precisiones dijo que durante las dos primeras semanas de noviembre se contuvieron las tarifas de los cereales, el pollo, la leche y los huevos.
Añadió, asimismo, que estima que esta tendencia se mantendrá en el futuro, salvo en la carne, que supone una cuarta parte del gasto anual de los españoles en alimentación, es decir, 316 euros respecto a un promedio general de 1.355 euros por persona.
El resto de esa suma, por importancia decreciente, se reparte entre el pescado (195 euros), frutas y hortalizas (118), productos lácteos (104) y leche (54), según datos oficiales del Ministerio correspondientes al 2006.
El informe anual de Mercasa refleja también que el valor de la producción de la rama agraria ascendió el año pasado a 36.004 millones de euros, a los que habría que unir otros 3.889 millones en subvenciones, lo cual supone que su aportación global al producto interior bruto (PIB) se situó en el 2,07%, con una ocupación de 893.100 personas.
Estos datos confirman la línea descendente de los últimos ejercicios en el sector, acuciado por distintos problemas como la gripe aviar y la enfermedad de la lengua azul, el encarecimiento de las materias primas y con él de los piensos, y la subida del precio del gasóleo, que acaba de alcanzar su máximo histórico para el campo con 0,76 euros por litro.
Por otro lado, Espinosa anunció que el Ministerio publicará próximamente la actualización referente a los hábitos de consumo de la población inmigrante en España, realizada por primera vez en el 2004.- (Agencias)
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