martes, 13 de noviembre de 2007

¿Minirecesión en primavera? / Manuel Sanchis i Marco*

La sentencia del 11-M, la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla, y la bronca del Rey con Hugo Chávez han dejado parcialmente sepultadas las noticias sobre las previsiones económicas para España en 2008.

Desde la crisis crediticia del verano, las instituciones internacionales han anunciado revisiones más pesimistas del crecimiento económico y la horquilla del consenso de analistas se ha ampliado. En el margen superior encontramos las del Gobierno, con un 3,3% para 2008, que serán revisadas a la baja en algunas décimas como el propio ministro Solbes ha señalado. En el margen inferior, se encuentran las del FMI y Standard & Poor's, con las que me encuentro más cómodo, anunciando un crecimiento del 2,7% y del 2,5%.

Por último, en la zona templada nos encontramos con las previsiones de la Comisión Europea con un 3%. Si hacer previsión económica es siempre un ejercicio repleto de trampas, esta vez la incertidumbre con la que van a trabajar los analistas del ciclo va a ser aún mayor, debido a la falta de transparencia e información que existe sobre el grado en el que los bancos españoles se han visto contaminados por la crisis de las hipotecas americanas de alto riesgo.

Esta opacidad refleja el endurecimiento de las condiciones de crédito en los mercados internacionales, y la prima de riesgo que nuestros bancos exigen al conceder créditos, con la consiguiente presión al alza sobre el tipo interbancario.

La dificultad en calibrar el alcance que esta crisis de liquidez y confianza puede tener sobre la economía española quedó patente en los Seminarios Europeos sobre la economía española que, organizados por la Universidad Politécnica de Valencia, impartieron altos funcionarios de la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros (DG ECFIN) de la Comisión Europea en octubre.

Las conclusiones personales que extraje de ellos, y de cifras más recientes, son las siguientes: (i) la economía española muestra síntomas de cansancio; (2) la productividad total de los factores presenta cifras decepcionantes que lastrarán, a medio plazo, nuestro crecimiento; (3) el déficit exterior se encamina hacia el 10%; (4) los flujos espontáneos de capitales (que completan la insuficiencia del ahorro nacional frente a la inversión nacional) constituyen un riesgo cierto si se interrumpen por una pérdida de confianza en nuestra economía, resultado de la crisis de liquidez y la consiguiente falta de crédito, u otros motivos; (5) en ese caso tendríamos que reducir el exceso de inversión y, si no fuese posible, financiarlo aumentando nuestro ahorro, consumiendo menos ¡claro!; (6) ello implicaría ralentizar el crecimiento de la demanda interna y hacerlo converger con el de la producción potencial; (7) la banca exhibe unos ratios de solvencia y capital adequacy excelentes, pero el sector empresarial está muy endeudado, especialmente los promotores inmobiliarios, pues concentran los mayores riesgos; y (8) el contexto exterior es un cóctel explosivo: el barril de Brent ha superado los 95 dólares y el euro se encarama hasta los 1,50 dólares.

Aunque esto mitiga el impacto del petróleo, endurece al mismo tiempo las condiciones monetarias y asfixia el crecimiento. Ciertamente este diagnóstico rebaja el moderado optimismo del Gobierno.

Cuando un economista no forma parte de las instituciones que realizan previsiones es complicado saber como se cocinan algunas cifras clave y discernir si tienen un carácter normativo o realista. Aunque no sepamos si vamos a entrar en recesión el año que viene, podemos ver las implicaciones estadísticas de dichas previsiones.

El FMI prevé un crecimiento del 3% en el cuarto trimestre de 2007 -una buena caída desde el 3,7% estimado por el Banco de España para el tercer trimestre- consistente con el deterioro del Indicador del Sentimiento del Consumidor (ISC) del mes de octubre (-2,6), no olvidemos que dos tercios del PIB corresponden al consumo. Además, el FMI apuesta por un crecimiento del 2,7% en 2008, y en el cuarto trimestre prevé un crecimiento del 2,9%.

Al hacerlo, es posible que quiera conferir una cierta aceleración al crecimiento en la segunda parte del año enviando un mensaje de optimismo a los agentes económicos, pero también es cierto que cuando la economía española crece por debajo de 3% empieza a aumentar el paro.

Crecer a tasas del 4,1%, 4%, 3,7% y del 3% -si aceptamos la previsión del FMI- en los cuatro trimestres de 2007 confiere a nuestra economía de un enorme "efecto inercia" (overhang o carry-over) para 2008. Debido a ello, si tuviésemos un crecimiento nulo en cada trimestre de 2008, la cifra de crecimiento para 2008 sería, aún así, bastante positiva.

Hemos calculado la cifra de crecimiento anual suponiendo un crecimiento intertrimestral nulo en los tres primeros trimestres de 2008, y del 2,9% en el último (previsión del FMI), y hemos obtenido una cifra del 1,6%.

Para alcanzar la cifra anual del 2,7% prevista por el FMI -aunque quepan estadísticamente muchos perfiles trimestrales- es lógico pensar que en alguno de los trimestres anteriores al último necesitemos cifras de crecimiento intertrimestral más reducidas y cercanas al cero que las experimentadas estos últimos años.

Sin embargo, entre los perfiles posibles, tampoco cabe excluir que durante la primera parte del año tengamos dos trimestres consecutivos con tasas ligeramente negativas -técnicamente estaríamos en recesión, aunque pudiese ser de vida breve- y que, en la segunda, iniciásemos ya la recuperación quizá prevista por el FMI. Francamente, no deseo otra cosa que no sea equivocarme.

*Manuel Sanchis i Marco, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia, en "El País".

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