sábado, 10 de noviembre de 2007

Oscuros nubarrones en el horizonte / Gregorio Bustamante

La Comisión Europea se unió ayer con sus previsiones económicas al progresivo ambiente de pesimismo que se respira en Washington y en Frankfurt. La Bolsa española, sin embargo, en zona de ganancias máximas pese al tropiezo de ayer, parece ajena por ahora al disparate alcista del petróleo, a la caída consentida del dólar o a las turbulencias financieras. Claro que la espectacular marcha del mercado de valores puede ser un espejismo en un entorno económico todavía firme, aunque cada vez más hostil.

Los empresarios europeos y el presidente del BCE han mostrado su preocupación por la fortaleza del euro, que avanza, muy a su pesar, empujado por la moneda de Estados Unidos, hacia la peligrosa cotización de 1,5 dólares, cambio difícilmente digerible por las industrias exportadoras de casa y altamente corrosivo para el crecimiento en la eurozona.

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha echado en las últimas horas un jarro de agua fría a las perspectivas de recuperación norteamericana. Según su análisis, la economía está tocada de una debilidad manifiesta, unos precios internos al alza, un dólar escuálido y una gran sangría energética. La crisis inmobiliaria y los problemas del mercado de crédito completan el panorama poco optimista de la primera potencia mundial.

Desde el BCE, Jean Claude Trichet, que ha visto erosionada la liquidez de numerosas entidades financieras europeas por la crisis de las suprime, importada desde EE UU, ha advertido a sus colegas del otro lado del Atlántico que ya es momento de mover ficha para revitalizar el dólar y evitar la revalorización artificial de la moneda única que está deteriorando las perspectivas de crecimiento y la creación de empleo.

Bruselas, por su parte, ha rebajado sustancialmente las expectativas expansivas para el 2008 en la Unión. Por lo que respecta a España, además de un menor crecimiento, Joaquín Almunia prevé que aumente la inflación, disminuya la creación de empleo, se incremente el déficit público y baje el consumo.

Ante tan borrascosas perspectivas es aconsejable que Rodríguez Zapatero reajuste ciertos proyectos de gasto, algunas iniciativas políticas y determinadas promesas electorales al nuevo escenario internacional.

Parece conveniente dejar libres varios agujeros del cinturón económico para que el nuevo Gobierno que salga de las elecciones tenga la posibilidad de ir apretándoselo, sin grandes esfuerzos, según manden las circunstancias.

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