MURCIA.- El escritor cartagenero dio su primera charla en el congreso internacional sobre Alatriste, y aseguró que el personaje no se le ha ido de las manos, “pero sí su repercusión”. El autor aseguró que “todavía quedan capitanes alatriste; yo conozco a varios. Una de las actividades a las que me dedico es a buscar alatristes y hacerme su amigo. Esto devuelve la fe en el ser humano, aunque luego la pierdes por otro lado”.
“En la vida todo se aprende viviendo y leyendo”, señaló, “de la fusión de libros leídos y experiencia propia sale Alatriste”, aunque destacó: “Yo no soy como Alatriste, como siempre digo, sólo compartimos la mirada sobre el mundo y la vida”.
Pérez-Reverte resaltó que “Alatriste está vivo, es de verdad. Eso se consigue poniéndose en su lugar. Yo nunca pretendí que fuera un héroe ejemplar. Cuando has sobrevivido y tienes la cultura suficiente, es mucho más interesante, como pasa con otros héroes, como Ulises”.
El periodista aseguró que “esta España es mejor que la de Alatriste, sin duda, hay preservativos, penicilina… Hemos mejorado en muchas cosas, aunque seguimos siendo una mierda en otras”.
dijo contrariado que entonces y ahora hay gente que sirve al país “y muere arruinada y sin prestigio”.
El académico realizó todo un elogio de la amistad al señalar que “a partir de cierta edad, uno vale lo que sus amigos lo respetan. Al fin y al cabo, la vida es breve, hostil y se acaba enseguida. Los amigos son nuestra dignidad”.
En su opinión, “leer te condena a un montón de cosas terribles, entre otras, la lucidez. Te acerca a las cosas a su esencia, lo que a menudo es muy desagradable. Pero también te da mecanismos para soportar la vida, y prefiero ser feliz y desesperado intensamente y leyendo que ser un pedazo de solomillo”.
El narrador indicó que “por mi manera de vivir, soy un soldado. No valgo como cerdo o como cordero, o no quiero serlo. Yo decidí que sería ser soldado”. En este sentido, destacó que “aunque los militares actualmente tienen mala prensa, son gente con muchas virtudes, que desearía para mis conciudadanos”.
Mirando a la sociedad actual, lamentó que “hemos olvidado que el ser humano es muy hijo de puta y muy malo, y hemos creado un mundo de buen rollo, de corderito de Norit, que no es real”.
En su opinión, en la época de Alatriste “el ser humano tenía esa certeza de la finitud, y de que el dolor de el de al lado en cualquier momento podía ser el suyo. Ahora, hasta que no nos toca a nosotros directamente, no nos damos cuenta”.
También lamentó que “parece que la Historia de España empieza o termina en Franco, y no es así. Nos han hecho detestar nuestra propia Historia, y no sólo los ministros analfabetos de Cultura y Educación de los últimos 30 o 40 años”.
Más anecdóticamente, relató que nadie le ha “mirado en la vida como me mira mi perro, ojalá me mirara todo el mundo como él: con amor, lealtad, desinterés…”.
El cartagenero aseguró que “con el tiempo descubres que las mujeres con historia, pasado, son interesantísimas. Por ello, una mujer de 40 años es más interesante que una jovencita”, y subrayó que “el mar es el único lugar limpio que queda en el mundo. el mar y la guerra, que se parecen mucho. Son marcos de soledad y lucidez”.
Además, el escritor lamentó que “en España la Historia siempre ha sido utilizada como un arma, y a eso se ha unido una población analfabeta. Las bibliotecas siempre han estado vacías”.
“En la vida todo se aprende viviendo y leyendo”, señaló, “de la fusión de libros leídos y experiencia propia sale Alatriste”, aunque destacó: “Yo no soy como Alatriste, como siempre digo, sólo compartimos la mirada sobre el mundo y la vida”.
Pérez-Reverte resaltó que “Alatriste está vivo, es de verdad. Eso se consigue poniéndose en su lugar. Yo nunca pretendí que fuera un héroe ejemplar. Cuando has sobrevivido y tienes la cultura suficiente, es mucho más interesante, como pasa con otros héroes, como Ulises”.
El periodista aseguró que “esta España es mejor que la de Alatriste, sin duda, hay preservativos, penicilina… Hemos mejorado en muchas cosas, aunque seguimos siendo una mierda en otras”.
dijo contrariado que entonces y ahora hay gente que sirve al país “y muere arruinada y sin prestigio”.
El académico realizó todo un elogio de la amistad al señalar que “a partir de cierta edad, uno vale lo que sus amigos lo respetan. Al fin y al cabo, la vida es breve, hostil y se acaba enseguida. Los amigos son nuestra dignidad”.
En su opinión, “leer te condena a un montón de cosas terribles, entre otras, la lucidez. Te acerca a las cosas a su esencia, lo que a menudo es muy desagradable. Pero también te da mecanismos para soportar la vida, y prefiero ser feliz y desesperado intensamente y leyendo que ser un pedazo de solomillo”.
El narrador indicó que “por mi manera de vivir, soy un soldado. No valgo como cerdo o como cordero, o no quiero serlo. Yo decidí que sería ser soldado”. En este sentido, destacó que “aunque los militares actualmente tienen mala prensa, son gente con muchas virtudes, que desearía para mis conciudadanos”.
Mirando a la sociedad actual, lamentó que “hemos olvidado que el ser humano es muy hijo de puta y muy malo, y hemos creado un mundo de buen rollo, de corderito de Norit, que no es real”.
En su opinión, en la época de Alatriste “el ser humano tenía esa certeza de la finitud, y de que el dolor de el de al lado en cualquier momento podía ser el suyo. Ahora, hasta que no nos toca a nosotros directamente, no nos damos cuenta”.
También lamentó que “parece que la Historia de España empieza o termina en Franco, y no es así. Nos han hecho detestar nuestra propia Historia, y no sólo los ministros analfabetos de Cultura y Educación de los últimos 30 o 40 años”.
Más anecdóticamente, relató que nadie le ha “mirado en la vida como me mira mi perro, ojalá me mirara todo el mundo como él: con amor, lealtad, desinterés…”.
El cartagenero aseguró que “con el tiempo descubres que las mujeres con historia, pasado, son interesantísimas. Por ello, una mujer de 40 años es más interesante que una jovencita”, y subrayó que “el mar es el único lugar limpio que queda en el mundo. el mar y la guerra, que se parecen mucho. Son marcos de soledad y lucidez”.
Además, el escritor lamentó que “en España la Historia siempre ha sido utilizada como un arma, y a eso se ha unido una población analfabeta. Las bibliotecas siempre han estado vacías”.
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