miércoles, 14 de noviembre de 2007

¿Son las materias primas y la energía las que encarecen la cesta de la compra?

MADRID.- En lo que va de año los alimentos, que representan el 22% del Índice de Precios al Consumo (IPC), se encarecieron un 4,8%, incremento que el Gobierno justifica por la coyuntura internacional alcista del gasóleo y las materias primas, pero el sector primario cuestiona si realmente estos dos elementos justifican las subidas que sacuden el bolsillo de los consumidores.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes a octubre apuntan que la leche ha subido el 24,8% desde enero; el pan, un 13,4% y la carne de ave, un 14,3%; mientras que otros productos lácteos registraron un aumento del 7,1% en un año.

La perspectiva inflacionista no parece halagüeña a pesar de los mensajes positivos lanzados desde la Administración, que prevén estabilidad y bajadas de los precios de los cereales por la afluencia de existencia en los mercados internacionales.

También quedan exculpados los biocarburantes que a nivel mundial apenas suponen un 2% del consumo total de cereales, porcentaje que en la UE se queda en el 1,6% y en España apenas llega al 0,77%, por lo que poco impacto tienen en los precios del cereal en el mercado internacional, ni mucho menos en el nacional.

Lo cierto es que los consumidores han pagado por la leche un 24,8% más desde enero. La causa en este sector no es el incremento de los piensos y las materias primas, sino una situación de desequilibrio entre la oferta y la demanda de leche en los mercados, derivada de una caída de la producción.

El pan, tan cuestionado estos días con eso de que el trigo sólo es el 10% de sus costes de producción, lo que significa que por cada 10 céntimos que subiera el trigo la barra de pan debería subir como máximo un céntimo, si el resto de costes permanece constante y subidas por encima de esta proporción no se consideran técnicamente justificadas, y sin embargo arrastra una subida interanual del 14%.

El pollo, que cada mes se convierte en el "chivo expiatorio de la inflación", subió un 14,3% en lo que va de año, pero no hay que olvidar que, amén de la subida del precio de los piensos, el encarecimiento obedece más a un descenso importante de la producción motivado por la crisis de la gripe aviar del pasado año que tiró sus precios por el suelo.

Sin embargo, en el resto de las producciones cárnicas las subidas del precio de las materias primas y su impacto en el precio del pienso (75% coste de producción ganadera) no ha sido repercutido en los precios en origen, por lo que habrá que buscar otro elemento "distorsionador" de los precios.

Una industria a la defensiva

Los productores lo tienen claro, ellos han asumido sus sobrecostes, a costa de la rentabilidad de su actividad y no están dispuestos a que la sociedad les apunte con el dedo acusándoles de incrementos "injustificados" del precio al consumo.

Se preguntan cómo se explica que la ternera haya subido un 6% al consumidor y bajado un 33% en origen; que el añojo subiera en los lineales un 7% y bajara al productor un 9% o que el cerdo bajara en origen el 17% y el consumidor siga pagando lo mismo.

Para aclarar esta situación, la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) ha iniciado "de oficio" la inspección de diversas empresas y asociaciones del sector agroalimentario español, con el objeto de comprobar si efectivamente esta subida de precios se debe a la lógica formación de los mismos a lo largo de la cadena.

Sin embargo, se encuentra con una industria agroalimentaria a la defensiva, que asegura que la situación actual de subida de precios no es coyuntural, sino estructural motivada por el incremento de sus costes de producción, y niega prácticas monopolísticas y pactos de precios.

De hecho, los principales grupos agroalimentarios del país, como Danone, Campofrío o Bimbo ya han anunciado subidas inminentes en los precios del producto final para los próximos meses.

La gran distribución, por su parte, también defiende su papel en la cadena agroalimentaria como un "colchón" que hace todos los esfuerzos posibles para contener la subida de precios de los alimentos mientras los supermercados españoles tratan de "subir los últimos" el precio de los alimentos.

No todo sube, aunque faltan las Navidades

Para relajo del consumidor, que al final siempre paga, no todo han sido subidas en estos meses, los aceites y las grasas experimentaron un descenso del 9,3% en lo que va de año y del 12,5% en un año, debido fundamentalmente a que los precios de partida de la campaña pasada alcanzaron cifras récord y este año se han normalizado.

El pescado fresco y congelado también bajó el 4,4% en lo que va de año, teniendo en cuenta que en enero partimos de precios elevados por la campaña navideña, sin embargo, subió el 1,4% si se compara con el mismo periodo del año anterior, incremento razonable dada la formación de precios del pescado en subastas a la baja y, en esta ocasión sí, el incremento del precio del gas oil.

Pero que nadie se relaje demasiado que ahora llega diciembre, y al encarecimiento de los carburantes y de las materias primas se añade la Navidad y con ella los precios nuevamente por las nubes, lástima que para la alimentación no existan las rebajas.- (EFE)

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