martes, 20 de noviembre de 2007

Un informe de la ONU resalta el tráfico de droga desde Ceuta y Melilla a través del Estrecho

MELILLA.- La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha reconocido en su Informe Anual de 2007 que Ceuta y Melilla, por su ubicación geográfica, se han convertido en una de las vías más importantes del acceso del hachís que se produce en Marruecos hacia Europa, tanto a la Península como a otros lugares del continente europeo.

El estudio señala además que a pesar del empeño mostrado por la administración marroquí, la producción de derivados del cannabis, sobre todo de la resina de hachís de la que Marruecos es el principal productor mundial, sigue siendo muy elevada.

La ruta aérea del hachís se consolida entre Marruecos y España. Hasta cuatro avionetas cargadas con droga han sido detectadas cruzando el Estrecho en el último año. Interceptar una avioneta en pleno vuelo es como buscar una gota de agua en el océano. Vuelan bajo, sin dejar huella. La policía desconoce a dónde se dirigen. Sin investigación es prácticamente imposible detectarlas. Ni siquiera necesitan aeródromo para aterrizar, tan sólo una pista de tierra. Pero sobre todo, es el medio de transporte más rápido entre África y Europa, entre productores y consumidores de hachís.

La UNODC admite en su informe que las nuevas rutas del tráfico de estupefacientes atraviesan África realizando numerosas escalas, pero a medida que se acercan a Europa, sus posibilidades de acceso se restringen. Indiscutiblemente, la puerta de acceso principal es España, en este caso por cuestiones de cercanía geográfica, y no como en el caso de la producción latinoamericana, a la que está unida por lazos culturales (ésta a su vez se encuentra ligada al mercado norteamericano debido a la demanda y a la cercanía geográfica).

Así señala que "la exigua distancia marítima entre España y Marruecos, la presencia en suelo africano de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla y la relativa facilidad para pasar de un territorio a otro han contribuido, de manera considerable, a convertirla en la vía de acceso a Europa".

Como consecuencia de ello, España es uno de los países que más duramente trabaja contra el narcotráfico, además de hacerlo en diferentes frentes. Más allá de la cocaína, país del que es el primero en incautaciones y en consumo de Europa, y del cannabis, “el propio tráfico de droga trae consigo la inmigración ilegal y la aparición de organizaciones criminales de diversa naturaleza”.

Las incautaciones cada vez más frecuentes de droga en África “demuestran que el continente se ha convertido en un lugar de paso importante para las organizaciones de narcotráfico”. A pesar de dichas incautaciones, éstas no reflejan el volumen total del tráfico que se lleva a cabo en el continente “dada la escasa eficacia de las fuerzas policiales africanas a la hora de afrontar el fenómeno”.

Debido a que el narcotráfico es una actividad ilegal, los datos que permiten conocer su difusión y su volumen de negocio son básicamente los recogidos por las diferentes instituciones, nacionales e internacionales, a través de distintas investigaciones y también aquellos que se reúnen gracias a las detenciones y a las incautaciones efectuadas por las fuerzas de seguridad.

Las fuerzas de seguridad en Ceuta y Melilla mantienen una lucha sin cuartel contra el tráfico de drogas, con aprehensiones periódicas, pero ello no puede evitar, dice el informe de la ONU, que sean elegidas por los traficantes para pasar hachís de Africa a la Península, como ocurre igualmente con toda la costa marroquí, donde la salida de embarcaciones con esta sustancia se ha convertido en el 'pan nuestro de cada día'.

El Cuerpo Nacional de Policía de Algeciras y la Guardia Civil sospechan de que hay un grupo organizado que opera en el Estrecho de Gibraltar que se vale de rumanos para pasar droga, principalmente hachís.

El número de rumanos que son utilizados para esta labor a cambio de dinero ha aumentado ostensiblemente. En los últimos tres-cuatro meses se han detenido a unos setenta rumanos en el control de pasajeros con hachís en el interior de su cuerpo. Los rumanos que portan la droga en el interior de su organismo, conocidos como culeros, cargan el material en Ceuta y luego tratan de evadir los filtros ceutíes y los de Algeciras.

Las cantidades portadas varían, pero un individuo puede llevar de 700 a 1.200 gramos de hachís alojados en su estómago. Cuando llegan a su destino suelen tomarse laxantes para echar al exterior el material.

A las mujeres que portan la droga se las denomina vagineras. Las hay que se valen de este negocio ilícito como su sustento económico. Por eso no es extraño que algunas mujeres sean habituales en este tipo de tránsito.- (MH/ES)

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