domingo, 30 de diciembre de 2007

El ‘ladrillo’ en picado / Lorenzo Bernaldo de Quirós


El sector de la construcción se encamina a una crisis de las de caballo. De enero a octubre de 2007, últimos datos disponibles, se produjo una caída de los visados para obra nueva del 23,2% y para los bloques de vivienda, las famosas promociones, del 19,2%.

Como resultado de lo sucedido en 2007 y, más importante, de las expectativas de lo que pasará en 2008, las inmobiliarias han perdido más de un 43% de su valor bursátil a lo largo de este año. Para finalizar un cuadro bastante tenebroso, el empleo en el ladrillo ha comenzado a descender y el paro a aumentar. En este contexto, lo más probable es que el crecimiento de la construcción en 2008 registre tasas negativas.¿Era y es esto inevitable? La respuesta es positiva.

Es verdad que el aumento de la ocupación desde 1997, la espectacular entrada de inmigrantes, el crecimiento de las familias uniparentales, la compra de inmuebles por extranjeros etc. han tenido un impacto alcista sobre la demanda y el precio de los pisos. Ahora bien, eso hubiese sido imposible sin la brutal disminución experimentada por el precio del dinero entre 1998 y 2006. Sin ella, la burbuja inmobiliaria es incomprensible y su alcance sería menor. Este es un factor indiscutible y el principal elemento explicativo del ‘boom’ de estos últimos años. Sin plata barata las personas con un poder adquisitivo bajo, el grueso de los adquirentes de vivienda en estos años, no hubiesen podido comprar.

El anterior ciclo inmobiliario expansivo, el de 1987-1991, tuvo menor impacto macroeconómico por una razón fundamental: los tipos de interés estaban al 17% con lo cual se endeudaron familias e individuos con alto poder adquisitivo. En el período 1998-2006, el grueso de los compradores/deudores han sido personas con ingresos medios y medios bajos que han podido acceder al mercado porque el coste del dinero se ha mantenido muy bajo durante casi una década. Este colectivo es muy sensible al encarecimiento de los préstamos y al deterioro de la situación económica.

Ante este panorama, todo apunta hacia una fuerte contracción del sector. La demanda de viviendas acelerará su trayectoria bajista por el cambio en las condiciones económico-financieras del país, el paro aumentará, el precio de las viviendas disminuirá generando un efecto riqueza negativo para los hogares, con lo cual el consumo privado descenderá. En el camino, muchas pequeñas constructoras y algunas grandes van a ir a la quiebra. De la misma manera que el auge del ladrillo explica en parte el dinamismo de la economía española, su ajuste anuncia una importante desaceleración de la actividad en 2008.

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