viernes, 28 de diciembre de 2007

Fuerte o débil, el euro sigue siendo el chivo expiatorio de los europeos

BRUSELAS.- Si en 2000, cuando el euro se encontraba en su nivel más bajo frente al dólar, pocos apostaban por el futuro de la joven moneda, siete años más tarde muchos europeos se siguen lamentando, ahora por su espectacular ascenso.

El 1 de enero, el euro va a celebrar su noveno aniversario en un clima de paradójica preocupación: se ha apreciado un 14% frente al billete verde desde principios de año acercándose a 1,50 dólares, y un 27% desde su lanzamiento en 1999.

Este alza, que limita la factura energética de Europa pagada en dólares, perjudica en cambio a algunos exportadores y pesa negativamente sobre el crecimiento de la Eurozona.

En ese marco, la industria aeronáutica europea, EADS o Dassault aviation, cuyos costos son en euros pero que venden sus productos en dólares, moneda de referencia en el sector, amenaza con transferir parte de su producción a otras regiones del mundo.

"No podemos soportar semejante tipo cambiario produciendo y comprando en zona euro. El procedimiento natural será la deslocalización en zonas dólar o de bajo costo, como ha ocurrido con la industria automotor", advirtió el presidente de Dassault aviation, Charles Edelstenne.

De su lado, el titular de EADS, Louis Gallois, instó a Europa a "despertarse" y no "renunciar" frente a la caída de la moneda verde.

"Para el público y ciertas personalidades políticas, el euro es responsable de todo. En su lanzamiento, era responsable de la inflación. Hoy en día, es responsable de la desaceleración de la coyuntura", subrayó un economista del banco Natixis, Patrick Artus, en un estudio publicado recientemente.

Pero en su opinión, "el responsable no es el ero, es el dólar", que paga el precio de la fragilidad de una economía norteamericana que ha vivido a crédito durante mucho tiempo.

El gran problema de toda la cuestión es que los Gobiernos de la Eurozona no tienen demasiados medios para actuar ante las oscilaciones de su moneda.

Hace poco más de un mes lanzaron una ofensiva para reclamar a China que permita la apreciación más rápida de su moneda, pero Pekín respondió que no dará el brazo a torcer.

Con el dólar, la dificultad es aún más grande porque Estados Unidos se acomoda a la debilidad de su moneda, que apoya sus exportaciones en un momento en el que el crecimiento del país se desacelera.

La falta de cohesión de los europeos tampoco los ayuda

Mientras Francia, preocupada por un déficit comercial récord, se queja desde hace meses del euro fuerte, Alemania, Holanda y Austria se niegan a dramatizar la cuestión, aunque hace poco el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, reconoció por primera vez los efectos negativos de la apreciación de la moneda única.

Las diferencias entre los europeos se han acentuado con las críticas recurrentes de Francia al Banco Central Europeo (BCE), al que acusa de mantener las tasas de interés demasido altas por su exagerado temor a la inflación.- (AFP)

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