lunes, 31 de diciembre de 2007

La Bolsa y la economía / Lorenzo Bernaldo de Quirós


Las Bolsas andan revueltas. El batacazo del mercado de valores chino se trasladó con rapidez a las principales plazas financieras del mundo.

Las declaraciones de Alan Greenspan sobre el fin de la expansión norteamericana enfriaron los ánimos de Wall Street. La subida de tipos de interés del Banco Central Europeo, no por menos esperada, ha hecho pupa a los mercados. Ayer, las cosas volvieron a su cauce y los mercados se recuperaron.

Estos movimientos bajistas y alcistas quizá reflejen una suave y coyuntural volatilidad pero también pueden significar la introducción de incertidumbre en los inversores, esto es, un deterioro de las expectativas de la economía global. Si uno se cree la vieja y sólida tesis de que las Bolsas anticipan el ciclo económico, será crucial observar como se comportan en las próximas semanas.

Aunque jugar a ser el Aramis Fuster de las Bolsas es un ejercicio muy complicado y, desde luego, si fuese capaz de anticipar el futuro, sería multimillonario, lo cierto es que, de momento, la economía mundial vive el mejor período desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

A simple vista, casi todo el mundo va bien, incluso África registra tasas de crecimiento mucho más elevadas que las de hace años. Todas las regiones del Planeta crecen. Sin duda alguna hay problemas pero no parecen ser demasiado graves para liquidar la actual fase expansiva. Pocos prevén un empeoramiento de la coyuntura global y quizá tengan razón. En cualquier caso sabemos muy poco sobre los ciclos económicos y es complicado realizar cualquier pronóstico con algo de rigor.

¿Qué puede fastidiar la presente bonanza? Un empeoramiento de la crisis iraní podría llevar a las nubes el precio del petróleo y además dañar las expectativas de los inversores. Una recesión en Estados Unidos, que no es descartable, sería otro factor de seria preocupación. Un imprevisible frenazo de la gran economía china crearía graves problemas. Una subida más intensa de los tipos de interés, también.

Cualquiera de esas amenazas causaría un daño notable pero, hoy por hoy, nada parece apuntar a su materialización. Así pues, lo más probable es que las Bolsas sigan para arriba.

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