lunes, 31 de diciembre de 2007

La crisis empuja a las inmobiliarias a vender activos a precios de saldo

MADRID.- En un momento en el que las ventas de pisos se desploman y en el que los bancos se lo piensan más de una vez para conceder préstamos, las inmobiliarias más endeudadas necesitan hacer caja urgentemente. Y la opción más rápida es deshacerse de activos, según "El País".

Promotoras como Habitat, Martinsa-Fadesa o Colonial han entrado en un frenesí vendedor. El problema es que el mercado del suelo está parado y la restricción del crédito también afecta a los potenciales compradores. Por ello, como resume un analista, "ahora, el que tiene liquidez es el rey".

Y es que, en las circunstancias actuales, los que quieran vender tienen que convencerse de que los precios que se pagaban hace tan sólo medio año ya son historia. Martinsa-Fadesa vendió a Barceló la semana pasada ocho hoteles cuya propiedad compartía hasta ahora con el grupo mallorquín.

Fuentes conocedoras de la operación aseguran que los 148 millones de euros pagados suponen "un 20% o un 30% menos del precio de coste". En cualquier caso, es muy inferior al que la consultora Richard Ellis había tasado por los hoteles a mediados de año.

Nadie esperaba que, de la noche a la mañana, el sector viviera un cambio tan abrupto. "Antes montabas una subasta de suelo y te la quitaban de las manos. Pero desde mayo no se ha cerrado ninguna gran operación", afirma Antonio Guinea, de Aguirre Newman.

Esta situación coge desprevenida a unas empresas que tenían previstos planes de desinversión que no se están cerrando por falta de financiación. Las más afectadas son las que, en el ciclo alto del boom, apostaron por fuertes operaciones corporativas: Habitat se hizo con la inmobiliaria de Ferrovial; Colonial, con Inmocaral; Reyal, con Urbis; y Martinsa, con Fadesa.

"Los actuales propietarios eran los peces chicos que se comieron al grande. Para comprar empresas de mucho mayor tamaño recibieron créditos que han terminado por engrosar la deuda de los grandes grupos fusionados", apunta un analista.

El panorama que dibuja otro experto no es alentador: "La mitad de las promotoras está tratando de vender activos. Todos han empezado por lo malo (el suelo en costa, y al que le queda un largo proceso de tramitación urbanística). Después han intentado deshacerse de suelos finalistas.

El siguiente paso es vender activos en renta no estratégicos. Y el cuarto, al que todavía no hemos llegado, la venta de los mejores activos, edificios de oficinas, centros comerciales...". Las fuentes consultadas aseguran que estas operaciones se están cerrando a precios muy bajos, y que hay decenas y decenas de activos pululando sin encontrar comprador.

Martinsa-Fadesa tiene que hacer frente al pago de la deuda de más de 2.500 millones que contrajo para financiar la absorción de Fadesa. Entre sus planes para recabar fondos, negocia con fondos de inversión la venta de suelo por 1.000 millones de euros; y busca la entrada de socios locales en sus divisiones extranjeras.

Habitat, que esta semana logró que los bancos a los que debe 1.745 millones de euros le dieran un mes de plazo, con la esperanza de sortear así la suspensión de pagos, negocia la venta de solares a su accionista Ferrovial por 150 millones.

"Al primer plazo de pago llegarán todos, excepto Habitat. A los siguientes, ya veremos. Pero las grandes inmobiliarias no van a caer. Los bancos se sentarán con ellas y lo refinanciarán. El problema lo tendrán las pequeñas y medianas", anticipa el analista de Aguirre Newman.

El problema no es sólo el volumen de deuda, sino que ésta es muy desequilibrada. Se han financiado con créditos a corto plazo la compra de suelos que las empresas van a vender a largo.

En un momento en el que el mercado está parado, estas obligaciones pueden acabar ahogando a más de un promotor. Las negociaciones con los bancos intentan desesperadamente alargar estos plazos.

La coyuntura provoca operaciones de ida y vuelta. Como la compra de suelo y hoteles que Manuel Jove, ex dueño de Fadesa, realizó a su antigua compañía. El negocio le salió redondo al empresario gallego, ya que le salieron más baratos al recomprarlos.

"Hacen bien los que se están deshaciendo de activos, aunque sea por precios que parecen bajos", comenta un asesor. Porque, a fin de cuentas, los activos inmobiliarios no valen lo que se pide por ellos, sino lo que alguien está dispuesto a pagar.

Vivienda, estadísticas y otras falsedades

Cuando este periódico se puso en contacto con un analista para que valorara las estadísticas trimestrales sobre la evolución del precio de la vivienda, éste respondió: ¿A qué datos te refieres, a las que son ciencia ficción?

El comentario quizás es un poco exagerado, pero refleja un malestar evidente entre los que se dedican a escudriñar las tablas que -en teoría- reflejan el número de casas que se construyen, las compras que se realizan y las tendencias de precios.

Ejemplos hay para todos los gustos. Porque, ¿cómo puede ser que los precios del segundo trimestre del año, cuando el sector asistía alarmado a una importante caída de las ventas, subieran más que los del tercer trimestre de 2006?

Tampoco parece creíble que en pleno boom del ladrillo, años en los que, según todos los afectados, se vendían pisos sin ningún esfuerzo, se hubiera generado una importante bolsa de viviendas sin vender. Pero esto es lo que se desprende de los datos de compraventa que elabora el ministerio y las viviendas terminadas que contabilizan los notarios. Si se comparan estas cifras en el periodo 2004-2006, se descubren unas 600.000 viviendas pululando en un limbo fuera del mercado que nadie sabe dónde están.

Y es que, en cualquier reunión con promotores, la mención a la mala calidad de las estadísticas de lo que rodea a la vivienda se ha convertido en un lugar común. Incluso el director del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, criticaba en una entrevista las "carencias en la información sobre el montante y la evolución de las estadísticas de vivienda, construcción y suelo".

Las lagunas estadísticas no se quedan en una discusión para eruditos que estudian series infinitas de números. Tienen un efecto real. Porque la evolución oficial de los precios se elabora con los datos que proporcionan los tasadores, y este método tiende a magnificar las tasas de crecimiento.

Y, como apunta el profesor de la Pompeu Fabra José García Montalvo, los datos inflados afectan a las expectativas de los posibles compradores, que pudieron entrar en el mercado para especular por los elevados beneficios de la época del boom. Es decir, que la calidad "horrorosa" de las estadísticas contribuyó al recalentamiento que ha vivido el sector en los últimos años.

La práctica de sobrevalorar una tasación para poder obtener una hipoteca que cubra la totalidad del piso hace que las estadísticas de precios magnifiquen la realidad.

El ex presidente del Banco Hipotecario Julio Rodríguez no sólo considera que la calidad de los indicadores es manifiestamente mejorable, sino que faltan algunos datos básicos para hacerse una idea de lo que ocurre alrededor del ladrillo.

"El problema más importante es la ausencia de estadística de ventas. Menos mal que los registradores contabilizan las compraventas, porque si no, no tendríamos ni idea de las operaciones que se cierran", asegura.- (PRISA)
(Nuevo barrio de Sanchinarro, en Madrid)

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