lunes, 3 de diciembre de 2007

Un terremoto político sacude el liderazgo de Chávez en Venezuela

CARACAS.- El rechazo al referéndum impulsado por el presidente Hugo Chávez, que le negó un cheque en blanco a su ambiciosa reforma socialista, desató un sismo político que conmocionó Venezuela y plantea un desafío al liderazgo que el mandatario busca en el continente.

Con un poco más del 50% de votos, los venezolanos rechazaron el domingo un proyecto que le habría permitido a Chávez acumular nuevos poderes en sus manos, y sobre todo la reelección continua cada siete años, con la amenaza de llegar hasta 2030.

En Venezuela se gestó "una disidencia que atravesó en forma vertical toda la sociedad, desde la cúpula hasta las bases chavistas", explicó Ismael García, el diputado que encabezó en el Congreso la disidencia del partido socialdemócrata Podemos, que en 2006 había entregado más del 10% a Chávez para su reelección.

En un año exacto, Chávez vio derrumbarse su votación de los 7,2 con los cuales fue reelegido en 2006 a los casi 4,3 millones de sufragios que logró el domingo su proyecto de reforma.

La oposición vio incrementar su caudal en unos 300.000 sufragios, de 4,2 a 4,5 millones, justo la minúscula diferencia del 1,4% que permitió frenar una cadena de triunfos electorales chavistas que se prolongó nueve años.

El desinterés en el proyecto de reforma fue patente en los barrios populares chavistas, según observaron periodistas de la AFP, y el mismo mandatario argumentó esta madrugada que el 44% de abstención afectó más al oficialismo que sus adversarios.

La erosión provino de todos los campos, desde los académicos, como el alemán Heinz Dieterich, creador del concepto de socialismo bolivariano del siglo XXI, que cuestionó la reelección, o de los militares como el ex ministro de Defensa, Raúl Baduel, que llamó a votar en contra de la propuesta.

Con su conocida tozudez Chávez dijo en su discurso de la derrota: "No retiro ni una sola coma de esta propuesta", levantando una copia de la constitución de color rojo con la que pretendió reemplazar el librito azul de la Constitución Bolivariana que él mismo enarboló en 1999.

Leopoldo López, el joven alcalde del municipio de clase media de Chacao, afirma que la reforma para establecer un estado socialista "fue la batalla de la ciudadanía contra un proyecto estatista, que desplegó todos el poder del Estado y la riqueza petrolera al servicio de un proyecto político".

En cuanto a la oposición, el dramático resultado es una lección para "los sectores que no creían en la que salida en Venezuela era la vía electoral y democrática, que el pueblo quiere la reconciliación nacional", dijo el dirigente estudiantil Ricardo Sánchez.

"Esta en manos de Chávez si se sigue con la confrontación" dijo. Y agregó que con el movimiento estudiantil que encabezó el rechazo a la reforma "llegó el relevo generacional asumiremos nuestro papel de darle un nuevo rostro" al liderazgo nacional acotó.

El temperamento combativo de Chávez fue llevado al extremo en su discurso de cierre de campaña, donde amenazó con nacionalizar las empresas españolas si se agravaba su diatriba con el rey Juan Carlos, o cortar los suministros de petróleo a Estados Unidos si se desata la violencia tras el referéndum.

"Su furia verbal es una táctica militar basada en la provocación constante" afirma Alberto Barrera, coautor de la biografía no autorizada 'Chávez sin uniforme', quien admite que "sea su espíritu mesiánico o su populismo fervoroso, nadie puede negar su carisma".

Chávez transformó el referéndum en una opción entre el apoyo a su liderazgo y el voto por el gobierno de Estados Unidos, precedido de una gira que lo llevó a pedir a la OPEP utilizar el petróleo como arma geopolítica y defender el programa nuclear del iraní Mahmud Ahmadinejad.

"Su proyecto de convertirse en heredero radical en la escena mundial ha sufrido un revés crucial", dijo a la AFP Edmundo González Urrutia, ex diplomático de carrera que sirvió a Chávez en su primer gobierno y director del Centro de Estudios Diplomáticos y Estratégicos.

La derrota de Chávez provocó reacciones de alivio en Colombia, particularmente entre la coalición que apoya al mandatario Álvaro Uribe. El silencio de La Habana reflejaba la dimensión del golpe a su principal aliado; Estados Unidos se adelantaba a calificarlo de "buen augurio" y la oposición en Bolivia celebró como suya la victoria del 'No'.- (AFP)

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