miércoles, 2 de enero de 2008

Italia, un buen espejo para España / Primo González


Al profesor Prodi no le han gustado nada las cifras que sitúan a España ligeramente por delante de Italia en renta por habitante. Mejor dicho, no le ha gustado nada la interpretación que se ha dado de las cifras elaboradas hace dos semanas por Eurostat, el organismo estadístico de la Unión Europea, difundidas a bombo y platillo, no tanto en España como en Italia.

El primer ministro italiano se ha tomado el trabajo de rebatir las cifras y algunas de las interpretaciones aprovechando un rato libre robado a sus vacaciones de Navidad y ha remitido a una agencia de noticias italiana sus matizaciones desde su lugar de descanso.

El hecho de que España haya adelantado a Italia en renta por habitante ha suscitado un vivo debate en Italia, en donde se reflexiona sobre la decadencia económica del país y sus causas. En España, el dato ha sido explotado moderadamente por los portavoces oficiales. Podían haber hecho más apoteosis, pero se han limitado a recordar las bondades de la política económica española de estos últimos años y, en algún momento, han venido a recordar que ya Zapatero había pronosticado este adelantamiento, quizás para el año 2009.

Las cosas han ido algo más deprisa porque el PIB español está creciendo a mayor ritmo que el europeo y el italiano crece menos. Por este motivo, la confluencia de ambas economías en cuanto a renta por habitante se ha producido más rápidamente.

El hecho de que el adelantamiento sea en renta por habitante (en valores absolutos, el PIB italiano es un 30% superior al español) tiene cierto mérito añadido en el caso de España por ser el país europeo que mayor crecimiento de población está registrando en los últimos años, fruto de la inmigración masiva desde Latinoamérica, el mundo árabe, países subsaharianos y Europa del Este.

España tiene no obstante menos habitantes que Italia, 45 millones contra 60 millones, aunque la diferencia entre los dos países en mano de obra empleada no es tan acusada. Otra diferencia importante entre las cifras de Italia y las de España reside en el proverbial “agujero negro” que casi siempre se suele atribuir al país de Prodi.

La economía sumergida en Italia tiene fama de ser con diferencia la mayor de la Unión Europea y las estadísticas comunitarias siempre han consentido un cierto grado de ocultación contra el que resulta difícil luchar. Se habla de un 30% de economía oculta.

No se puede olvidar que España también cuenta con un sector oculto y opaco de cierta relevancia, peor todo parece indicar que el italiano es de bastante mayor cuantía y más reacio a la transparencia. Ello significa que las comparaciones entre las economías de los dos países deben ser tomadas con bastante precaución.

La difusión de estas cifras ha podido, en todo caso, servir para alimentar un cierto debate en Italia sobre las causas de su decadencia económica, si por tal se entiende el hecho de que su crecimiento económico esté dotado de un dinamismo claramente menor que el español. Se puede recordar a este respecto que la diferencia de renta por habitante entre Italia y España se ha reducido en algo más de 20 puntos en unos 12 años, lo que avala la pertinencia de la búsqueda de las causas de este importante desaguisado.

La notable dispersión del sistema partidario (con las dificultades inherentes de cara a la formación de Gobiernos fuertes), la elevada proporción de su sistema burocrático que dificulta el funcionamiento ágil de cualquier economía (en algunas regiones del sur, la proporción de empleados del sector público llega a representar el 40% de la mano de obra) e incluso la veteranía y escasa renovación de la clase política dirigente, son factores que en Italia han sido considerados últimamente como serias limitaciones al dinamismo de la sociedad en general y de la economía muy en particular.

La estructura económica de ambos países tiene una cierta diferencia de matiz. La industria es bastante más fuerte en Italia que en España. Este hecho explica que Italia sea un país exportador bastante más importante que España, ya que sus ventas al exterior representan en torno al 3,5% de las exportaciones mundiales.

España no llega a representar el 2% de cuota de mercado en la exportación mundial. Un dato que podría servir para asegurar que España es menos competitiva que Italia. En realidad, la diferencia en el capítulo de las exportaciones reside en el mayor poderío industrial italiano frente al español. España es un país con mayor peso en el sector servicios, menos exportador.

Más que abundar en el triunfalismo y en la autocomplacencia, la comparación entre Italia y España debería darnos a los españoles algunas pistas de por dónde no deberían transitar ni la clase política, ni los dirigentes empresariales ni los líderes sindicales españoles en el próximo futuro.

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