martes, 22 de enero de 2008

La crisis bursátil, consecuencia del miedo que se cierne sobre la economía

PARÍS.- La crisis que comenzó con los créditos inmobiliarios de riesgo en Estados Unidos se extiende ahora al conjunto del sistema financiero y los inversores temen que el crecimiento mundial se congele, arrastrado por un frenazo de la economía norteamericana.

"Fundamentalmente es una crisis de crédito y los mercados de acciones reaccionan a sus consecuencias. No es una crisis bursátil como pudimos ver en 2001 o en 1987", declaró este martes el subdirector general del operador bursátil Nyse-Euronext, Jean-François Theodore.

Esta falta de crédito tiene su origen en la crisis de los préstamos hipotecarios estadounidenses ('subprime'), que hizo que numerosos hogares estadounidenses no pudieran hacer frente a sus deudas inmobiliarias cuyos intereses se dispararon.

Como estos préstamos habían sido reagrupados en paquetes de títulos de deuda emitidos y vendidos en todos los mercados financieros del planeta, sobre todo en bancos y fondos de especulación estadounidenses y europeos, el contagio no se hizo esperar.

Con este fenómeno en el mercado inmobiliario estadounidense, una espiral infernal se puso en marcha: impagos, hundimiento de los títulos indexados a estos préstamos y crisis de confianza entre los bancos, que prácticamente dejaron de prestarse dinero entre ellos.

El consumo de los hogares, piedra angular de la estabilidad económica estadounidense, está ahora en entredicho y lo que parecía ser una pérdida del ritmo económico, fruto de cinco años de fuerte crecimento, podría transformarse hoy en una grave recesión de la primera economía mundial.

El plan de recuperación económica del presidente estadounidense, George W. Bush, que consiste en inyectar en la economía 140.000 millones de dólares gracias a reducciones de impuestos para los hogares, no convenció a los mercados financieros, que lo consideran limitado y tardío.

Para colmo de males, la inflación amenaza a Estados Unidos y a la Unión Europea (UE), en un momento en que las bajadas de las tasas de interés serían consideradas positivas para reactivar la economía.

La situación fue calificada el lunes de "seria" por el director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, quien estimó que "todos los países del mundo sufren la pérdida del ritmo de crecimiento de Estados Unidos", y que los Estados emergentes registrarán un avance "menos fuerte" que lo esperado.

En lo referente a la zona euro, las previsiones fueron revisadas a la baja tras los resultados positivos de 2006 y 2007. "Prevemos un crecimiento de menos del 1,5% en la zona euro en 2008 después del 2,5% del año pasado", subrayó Eric Vergnaud, de BNP Paribas, en un momento en que la inflación ya es superior al 3%, su nivel más alto en los últimos seis años.

Una recesión en Estados Unidos y una pérdida de ritmo en Europa influirían también en Oriente Medio ya que la demanda de petróleo se reduciría y, por tanto, los beneficios de la región también.

En Asia, los beneficios de la exportación también serán menores ya que la demanda de occidente no tendrá la misma fuerza y los bancos chinos comienzan a mostrar su nerviosismo.

Frente a este panorama poco alentador, la voluntad de los dirigentes parece ser calmar los ánimos. "Estamos convencidos de que con bases fuertes, Europa puede enfrentarse a esto", declaró este martes el ministro esloveno de Finanzas, Andrej Bajuk, cuyo país preside la Unión Europea (UE) este semestre.- (AFP)

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