miércoles, 2 de enero de 2008

Latinoamérica 2008: más crecimiento / Juan Carlos Rincón

América Latina espera más prosperidad y es optimista sobre el nuevo año.

La región parece haber entrado en un período de impulso económico permanente con un crecimiento sostenido en los últimos cuatro años cercano al 5% de su Producto Interno Bruto (PIB), que debería mantenerse en 2008.

Las economías del continente crecieron por encima del 5% en 2007 y los principales indicadores y los análisis de coyuntura de las instituciones internacionales son alentadores.

"Prevemos en 2008 un 4.5% de crecimiento del PIB, en parte porque han bajado los precios de materias primas que exporta la región. Pero es un porcentaje alto para los estándares de la región", dijo Humberto López, economista principal en la oficina del Banco Mundial para Latinoamérica.

Y hay tendencias novedosas como el desarrollo de la inversión privada latinoamericana dentro y fuera del continente.

"El año pasado las empresas latinoamericanas invirtieron US$ 40.000 millones fuera de sus fronteras, en Canadá, en Australia y otras naciones", explica Javier Santiso, Director del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Sin embargo, aunque en general la economía del continente muestra crecimiento sostenido y un gran dinamismo, en gran medida favorecido por la inversión y la relación comercial con China, aún hay camino por corregir y alertas que dar.

Entre otros temas pendientes figuran, la falta de eficiencia en la inversión pública, el mejorar la redistribución de los ingresos, aumentar el ahorro, reducir la pobreza y la desigualdad social y aumentar y diversificar los mercados de exportación.

La OCDE señala que América Latina goza de estabilidad macroeconómica y que concluyó el año 2007 con crecimiento e inflación controlada en la mayoría de países y mantener esa tendencia es un objetivo ya trazado.

"Las perspectivas para 2008 son globalmente positivas pero con retos y oportunidades que se desprenden de la bonanza asiática y que deberían permitir acelerar reformas", explica Javier Santiso.

"Hay necesidades muy grandes en educación, en sanidad y en transporte, entre otros campos", dice.

En ello lo respalda Carlos Quenán, catedrático de economía del Instituto de Altos Estudios de América Latina en París, quien señala que la deuda social de la región es aún muy elevada.

Y es que la pobreza se ha reducido pero falta mucho para disminuir la brecha social en el continente.

Uno de los últimos estudios del Banco Mundial, señala que los indices han caído bastante en los últimos cuatro años y que la tasa es actualmente del 25%.

Sin embargo, ello significa que hay mas de 100 millones de pobres en la región; una cifra alarmante y que podría ser mucho más alta si se aceptan otros estudios que señalan que la pobreza afecta a un 40% de la población del continente.

Sector privado

Es necesario mantener la tasa de crecimiento pero más importante aún, que se concrete en sectores claves como educación, salud, programas productivos en zonas rurales e infraestructura para comunicaciones y transporte.

Hasta ahora el gran volumen de inversión privada en el continente corresponde a los sectores de telecomunicaciones, energía, bancario y de bienes y servicios como el sector hotelero.

Y en infraestructura es donde el papel de la inversión privada es importante para mejorar la eficiencia del gasto.

Durante los últimos años se tomó consciencia en América Latina de la necesidad de responder a la demanda social y a las necesidades cotidianas de la gente.

Por ello, además de ser estratégicas, las inversiones en transporte y energía tienen una gran demanda pública en el continente.

"Se necesita que haya acciones de los gobiernos que demuestren una efectiva asignación del gasto y una buena gestión pública porque la buena utilización de los impuestos puede revertir la tendencia de la evasión", explica Carlos Quenam.

El factor chino

China, la cuarta economía del mundo, continuó en 2007 su acelerado crecimiento -del 11.7%- y apertura al mundo. Y para América Latina, es una gran oportunidad.

Ese país comunista se ha vuelto más rico y más fuerte siguiendo los principios del libre mercado y una hábil diplomacia económica.

El gobierno chino y muchos empresarios del país han vuelto su mirada hacia América Latina y en la región hay también hay un creciente interés por reforzar los vínculos comerciales con el gigante asiático.

Baste señalar que en el año 2006 el intercambio comercial entre China y América Latina superó los 70 mil millones de dólares y las cifras de 2007 muestran un incremento.

El economista del Banco Mundial, Humbero López, considera que gran parte del crecimiento de la región depende de la relación con China por la alta demanda de materias primas de ese país.

Básicamente, ese país está tratando de asegurar su provisión de materias primas en África y América Latina, invirtiendo para ello en sectores que se las proveen a buen precio.

Oportunidad y peligro

Pero hay que ser cautos en la relación con China y no desbordar en optimismo, porque hay riesgos.

Gerardo della Paolera, economista y presidente de la Universidad Americana en París, dijo a que no se debe pensar que el ciclo económico positivo del país asiático será permanente y que mantendrá ese ritmo de crecimiento.

"En algún momento puede revertirse y las instituciones de América Latina no van a estar preparadas", alerta.

Considera que la enorme acumulación de reservas que está haciendo China, "es una política monetaria no sostenible que podría desembocar en una inflación interna en el país y perturbar el sistema financiero".

La relación de China con Latinoamérica tiene un impacto diferencial porque mientras México y América Central sufren la competencia de las manufacturas chinas, el cono sur está teniendo una bonanza por la inversión china en sectores como el agrícola, el energético y el minero.

Por ello la respuesta es también de doble vía: aprovechar la actual bonanza para generar una mayor diversificación de la base productiva y dejar de depender de los precios de las materias primas, y desarrollar una especialización industrial menos dependiente de la mano de obra intensiva porque ella está amenazada por la competencia de China; el taller industrial del mundo.

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