jueves, 3 de enero de 2008

Muere el profeta radical del diseño / Obituario

MILÁN.- Quizá el nombre de Ettore Sottsass no diga mucho si no se conoce la historia básica de la arquitectura y diseño, pero si hablamos de las míticas máquinas de escribir Olivetti, la memoria evoca los modelos clásicos del artilugio que la empresa italiana difundió por todo el mundo.

Sottsass fue el diseñador de la mayor parte de los modelos de esas máquinas de escribir, y 2007 se cerró con un adiós al polifacético diseñador y arquitecto, que falleció el pasado lunes en Milán, a los noventa años, a causa de un paro cardíaco.

De origen austriaco (Innsbruck, 1917), Sottsass pasó la mayor parte de su tiempo en Italia, país en el que aprendió a ver el diseño como «un modo de enfrentarse a la vida, a la sociedad, a la política, al erotismo y a la comida». «Para mí, el diseño -declaró el afamado profesional- no es dar una forma u otra a un producto destinado a la industria más o menos sofisticada, sino que si tienes que enseñar algo a través de un diseño, antes tienes que enseñar algo sobre la vida y tienes que insistir explicando que la tecnología es una de las metáforas de la vida».

Afincado desde los 30 años en Milán, se convirtió en un icono del Italian style, sobre todo gracias a la colaboración durante tres décadas con una de las empresas italianas por excelencia, Olivetti. Para ella diseñó objetos como la calculadora Logos 27 (1963), la máquina de escribir Praxis 48 (1964), la célebre Valentina (con Perry King) y el sistema para oficinas Synthesis (1973).

Pero el proyecto más importante fue el diseño del ordenador Mainframe Elea 9003 (1959), gracias al cual obtuvo el reconocimiento internacional con el premio Compás de Oro en 1959. Ya en los años 80, fundó el grupo Memphis junto a los grandes diseñadores y arquitectos Hans Hollein, Arata Isozaki, Andrea Branzi y Michele de Lucchi, entre otros.

Con este grupo se revolucionó la idea del mueble contemporáneo y este italiano de adopción inició su proyección internacional con abundante mobiliario originalísimo y revolucionario, que se denominó el radical style, uno de los símbolos más claros de la modernidad.

Genial y revolucionario

La pasión de Sottsass por el diseño le vino de familia. Su padre era un reconocido arquitecto y con él hizo sus primeros planos en los años 50, hasta que ambos comprendieron que Ettore tenía que seguir su propio camino, y pasó al diseño de una arquitectura radical, fuertemente criticada en ese periodo. Es una arquitectura que se estructura en torno al hombre.

Así lo demuestran sus obras más célebres, como las Casas Wolf y Olabuenaga (Estados Unidos), la Casa Cei (Italia), el interior del aeropuerto de Malpensa en Milán (Italia), el Museo Contemporáneo de Rávena (Italia) y la Casa Bischofberger (Suiza). Sus estructuras establecen un contacto orgánico entre la naturaleza y la construcción. De ahí que la obra de Sottsass haya atravesado todo tipo de fronteras culturales cautivando sobre todo en Japón, donde proyectó desde urbanizaciones a tiendas de todo tipo y bares.

Pero Sottsass no fue sólo un diseñador genial y un arquitecto revolucionario. Fue también un mecenas de jóvenes talentos como Aldo Cibic, James Irvine o Matteo Thun. Italia y el mundo de la arquitectura y el diseño lloran al mítico creador revolucionario, que será incinerado mañana viernes. Una retrospectiva de sus creaciones se inauguró a principios de diciembre en Trieste. Bajo el título Querría saber por qué, la exposición presenta 130 obras creadas por el diseñador, que, pese a su avanzada edad, seguía trabajando.- (Agencias)

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