miércoles, 16 de enero de 2008

Un poblado en Madagascar produce 30% de los zafiros del mundo

ILAKAKA. - La gente se juega todo en Ilakaka, donde es posible enriquecerse o morir. Incluso para los aventureros más experimentados, los riesgos son muchos.

Esta ciudad de Madagascar produce al menos el 30% de los zafiros en el mundo, por un valor de al menos 30 millones de dólares al año. Y en un ambiente de oscuros casinos y delincuencia, que ha seguido a las fabulosas riquezas dejadas por la minería, los especuladores mueren a una tasa alarmante, incluyendo 30 homicidios al año en una población de 20.000 habitantes.

Una de las víctimas de este año fue el cuñado de Osama bin Laden, Muhamad Jamal Jalifa, abatido a tiros en enero, presuntamente por sus negocios de zafiros.

La víctima más reciente fue un empresario de Madagascar, baleado en septiembre e identificado por la policía sólo como Ernest. Había comprado recién un zafiro de 30.000 dólares.

"El estaba en este cuarto de hotel, a las 7, cuando los bandidos lo atacaron. ¡Pum, pum, pum!, y todo acabó", dijo el dueño de la mina, Jean Noel Andrianasolo.

Madagascar, antigua colonia francesa en el Océano Indico, frente a la costa sudoriental africana, es uno de los países más pobres del mundo. Pero en Ilakaka ha llegado la bonanza, debido a sus famosos zafiros azules y rosados.

Tom Cushman, consultor minero, dijo que resulta difícil saber exactamente cuánto dinero genera la industria de zafiros de Ilakaka, porque algunas de las mejores piedras salen de la isla "en los bolsillos de la gente".

Los grandes negocios han hecho que crezca la población. Hace 10 años, Ilakaka no era sino un conjunto de chozas. Desde 1998, cuando se descubrieron los grandes yacimientos de zafiros, el poblado se ha llenado con una serie de viviendas improvisadas, casinos, bares y tiendas endebles, que flanquean la carretera y contrastan con las oficinas relucientes donde se compran y venden las joyas.

"La gente llega a Ilakaka con una maleta llena de dinero y se va con la misma maleta llena de piedras preciosas", dijo Cushman, consultor del Banco Mundial.

"Todo el dinero vuelve directamente a la comunidad y circula una y otra vez. Es quizás una mejor oportunidad de desarrollo que todos los proyectos asistenciales del país, juntos".

Pero la delincuencia, la corrupción y la inseguridad son un gran obstáculo para que el desarrollo sea mayor.

"Desde luego, tenemos un grave problema de inseguridad", dijo Andrianasolo, una de las pocas personas dispuestas a hablar con la prensa, ante la oleada de asesinatos.

La gente tiene miedo de decir quiénes son los ladrones. Algunos insisten en que la policía les ayuda o comete incluso actos delictivos por su cuenta.

"Hay muchos policías aquí, muchos militares también. Está lleno. Entonces, ¿por qué no han capturado a los bandidos? Esa es la pregunta", dijo Andrianasolo.

Philibert Andrianony, el joven jefe de la fuerza policial de Ilakaka, dijo que está decidido a erradicar la violencia. Sin embargo, coincidió con Andrianasolo en que la policía no previene algunos problemas, sino que incluso los ocasiona.

"Esto existe", dijo. "Los salarios de la policía son muy bajos y no podemos detener a quienes deciden trabajar con los bandidos".

Destacó que pese a la presencia visible, la policía está mal equipada para enfrentar la delincuencia. Carece de radios o vehículos todoterreno, y los delincuentes poseen más armas.

Andrianasolo señaló que la violencia ha ocasionado que menos gente llegue a Ilakaka, ante el peligro.

"La gente tiene dos opciones: Quedarse en casa sin dinero o venir aquí y arriesgar la vida".

Pero los sueños de ganar una fortuna siguen atrayendo a los mineros pobres.

"Conozco algo sobre la violencia que hay aquí y los autores", dijo Fensoa, un minero que no reveló su apellido por temor a represalias". "Tengo miedo, pero debo quedarme aquí".

Andrianasolo señaló que con sólo un hallazgo afortunado, un minero puede ganar 10.000 dólares, en un país donde la mayoría de la gente percibe menos de un dólar diario. Fensoa gana dos dólares al día, incluso si no son hallados zafiros en la mina donde trabaja.

Ilakaka, que creció en una planicie rocosa del interior de Madagascar, tiene un aire decadente. Dado que atrae a compradores de gemas de todo el mundo, tiene también un toque cosmopolita. Ciudadanos de Sri Lanka, Tailandia e India controlan buena parte del mercado.

Hay contradicciones extrañas en este sitio.

Este centro de negocios no tiene aeropuerto, banco ni servicio de electricidad. La mayoría del poblado depende de generadores portátiles de energía eléctrica. Sin embargo, es posible ver la televisión francesa por satélite en uno de los bares.

Andrianasolo emplea a 60 personas en su mina, una zanja de 12 metros de profundidad y 20 de ancho, que se abre en la tierra anaranjada. Los peligros del trabajo agotador bajo un sol quemante se agravan por el riesgo de que los delincuentes ataquen la mina.

Cada vez es más difícil encontrar zafiros en la superficie, pero incluso los niños se unen a la búsqueda frenética. Algunos regresan tras nadar en el río y muestran un puñado de piedras preciosas que encontraron.

"La violencia es aquí una realidad", dijo Andrianasolo. "Pero Ilakaka seguirá creciendo porque todavía hay zafiros".- (AP)

No hay comentarios:

Publicar un comentario