miércoles, 6 de febrero de 2008

¿Catastrofismo? / Carmen Tomás

Ya no es que la economía española se desacelera; que los precios sean 1,2 puntos más altos que la media de nuestros socios europeos; que la cesta de los productos básicos doble el IPC general; que el déficit exterior sea en términos de PIB el mayor del mundo, es que el paro se ha disparado
Los datos de enero del paro registrado son especialmente preocupantes y no sólo por el número. Durante el mes pasado 4.400 personas se quedaron en paro cada día. En total, casi 132.400, el peor dato en 25 años. El resultado es que en España ahora mismo hay 80.000 parados más que cuando Rodríguez Zapatero llegó al poder.

Esto con ser preocupante no es todo. Es extremadamente alarmante que la Seguridad Social haya perdido desde junio 250.000 afiliados. Y más. El número total de parados entre los extranjeros es de 240.707 y aumentan los desempleados en todos los sectores incluida la industria. Recordar que era este sector la esperanza del Gobierno para tomar el relevo de la construcción y de los servicios relacionados con el sector inmobiliario.
Verdaderamente es sorprendente que en estos momentos y con estas cifras encima de la mesa, el Gobierno siga insistiendo en su mensaje de que no pasa nada, de que todo es coyuntural y de que todo pasará “casualmente” tras las elecciones. No hay reacción y, desde luego, como ha dicho el vicepresidente Solbes, gane quien gane las elecciones, el que forme gobierno va a tener que gestionar una crisis.
Ya no hay quien se crea todo lo dicho sobre pesimismo, catastrofismo o antipatriotismo. Entramos en una fase de dificultades y hay que tomar medidas. Desde luego con falacias como los 400 euros no se solucionará nada y cada día será más complicado.

Lo tienen claro los economistas, los analistas, los empresarios, los organismos internacionales y los ciudadanos, que masivamente ya dicen en las encuestas que están muy preocupados por la situación económica presente y futura.
La soledad del Gobierno es total en su mensaje tranquilizador y mentiroso. El ajuste es inevitable y negarlo o aumentar el gasto público en medidas nada productivas sólo agrava la situación. La frivolidad del Gobierno la pagaremos todos.

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