viernes, 8 de febrero de 2008

El calor hunde el mercado de hortalizas de la Región de Murcia

MURCIA.- El cálido invierno que experimenta la Región de Murcia ha acelerado el desarrollo de lechugas, coliflores y bróculis, desbaratando la programación de empresas y cooperativas. Se han solapado entre sí las plantaciones efectuadas en distintos momentos de finales del 2007 para mantener un abastecimiento regular del mercado, según "La Verdad".
El resultado ha sido la saturación de la oferta -con un incremento no esperado de hasta el 30%-, coincidiendo con una ligera reducción del consumo en Europa tras las fiestas de Navidad. Ambos factores acabaron por forzar los precios a la baja desde mediados de enero hasta su colapso total.
Hoy el precio de la lechuga, la coliflor y el bróculi en el campo es cero. Y, sin embargo, los consumidores están pagando a un euro la pieza, puesto que los mayoristas no renuncian a su margen. El tomate tampoco se salva, por la presión de Marruecos.
Patronales y sindicatos agrarios han redoblado sus esfuerzos en la feria berlinesa "Fruit Logistica" para transmitir confianza a las cadenas de distribución y que, ante la saturación del mercado, no opten por hortalizas de otros países como Italia, Portugal, Marruecos o Egipto.

Todos advierten de que cientos de jornaleros y empleadas de naves de manipulado ya se están quedando sin trabajo en el Valle del Guadalentín y Campo de Cartagena, cifras que en pocos días podrían contabilizarse por miles si no cambia la meteorología, según coinciden todas las organizaciones agrarias.
Al inicio de cada temporada, empresas y cooperativas programan una secuencia de plantaciones de hortalizas para mantener un flujo constante de ventas. En el caso de las lechugas es de 12.000 toneladas (24 millones de piezas) semanales.
El tiempo de desarrollo de las hortalizas oscila entre 110 y 120 días. El buen tiempo ha reducido ese plazo a 80 y 85 días, haciendo que, cuando una plantación ya está lista para su recolección, la que se hizo a continuación lo esté también. De ese modo, el sector se ha encontrado desde mediados de enero con una producción de 15.000 toneladas de lechuga (30 millones de piezas) semanales.

«La situación es bastante desesperada», destaca Domingo Llamas, representante sectorial de hortalizas de la patronal de cooperativas Fecoam. «A pesar de que la cotización en el campo de la lechuga, coliflor y bróculi es nula, tenemos que mantener el suministro a nuestros clientes para que no se los lleven otros».
Por cada pieza recogida, seleccionada y envasada, el sector pierde 14 céntimos de euro, según Domingo Llamas, de los que 6 céntimos corresponden al agricultor.

Francisco Morales, representante del subsector de lechugas de la patronal Proexport, calcula que entre un 20 y un 25% de la cosecha de esta hortaliza se ha dejado sin recoger. «Si cambiara el tiempo ya mismo, podríamos salir del bache en un par de semanas con esos porcentajes pero, si prosigue el calor, la situación va a ser preocupante y se va a quedar mucha gente sin trabajo».

Según recalca Domingo Llamas, los compromisos ya contraídos con los clientes antes de la actual crisis obligan a que se mantenga la exportación «a pérdida» de unos 20 millones de piezas de lechuga semanales, lo que supone que empresas y cooperativas deben perder 2,8 millones de euros para colocar tal cantidad en el mercado y no perder clientes ya consolidados.

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