miércoles, 20 de febrero de 2008

La estancada economía cubana necesita reformas

WASHINGTON.- Cuba se interna en territorio económico desconocido con el fin de la era de Fidel Castro y muchos analistas piensan que el nuevo liderazgo conducirá a la nación caribeña a reformas hacia una economía de mercado al estilo de China.

No es claro todavía quién tomará el poder esta semana, pero el hermano de Fidel, Raúl Castro, que lo remplaza temporalmente desde 2006, es visto como favorable a flexibilizar los controles económicos, habiendo dirigido desde las fuerzas armadas el desarrollo turístico.

Pero en 19 meses gobernando Cuba, Raúl Castro no ha emprendido reformas mayores.

A corto plazo, Estados Unidos, geográficamente cercano al mercado cubano de 11 millones de consumidores, tiene las manos atadas para involucrarse en la economía del único país comunista de América.

Desde hace cuatro décadas, Washington mantiene un embargo comercial contra La Habana, y desde 1996, la ley estadounidense prohíbe a Washington hablar con un líder cubano que no haya sido elegido libremente.

El embargo y los obstinados controles de La Habana, dejaron a Cuba perpetuamente hambrienta de efectivo. Recibe apoyo clave bajo la forma de petróleo a precio especial de Venezuela, divisas generadas por el turismo y remesas enviadas por los cubanos del exterior.

Crecientemente estrecha los lazos comerciales con China e intenta canalizar inversiones para su sector petrolero de India, Europa y también de Pekín.

Algunos analistas creen que Raúl Castro, si se mantiene al mando de Cuba, podría dar luz verde al modelo chino de liberalización económica, que implica el mantenimiento de un firme control político por parte del Partido Comunista, al tiempo que permite una flexibilización y desarrollo del comercio a nivel estatal y privado.

Sin embargo a corto plazo, no se debe sobreestimar la posibilidad de un cambio rápido.

Los nuevos cuadros jóvenes del Partido Comunista han sido colocados en muchos puestos clave en agencias gubernamentales en Cuba y podrían resistir el cambio, afirmó.

Los inversores extranjeros ya involucrados en industrias cubanas, como el turismo, agricultura y minería también pueden impedir las reformas para proteger sus propios intereses.

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