domingo, 10 de febrero de 2008

La indolencia del G7 ante la crisis financiera alimenta el nerviosismo

TOKIO.- Los ministros de Finanzas y los bancos centrales del G7, reunidos en Tokio, se quedaron lejos de responder a las inquietudes de los inversores, que reclaman medidas concretas para apaciguar la tormenta desatada en los mercados financieros, según los analistas.
Los siete países más ricos del mundo se mostraron dispuestos a "tomar medidas concretas, individual o colectivamente con el fin de garantizar la estabilidad y el crecimiento" de sus economías y de los mercados financieros.

Pero esta voluntad anunciada no estuvo acompañada de ninguna iniciativa particular susceptible de sosegar a los inversores, lo que se podría traducir en una nueva carga sobre los mercados.
"Sin duda los mercados van a sentirse decepcionados, si bien nuestras expectativas tampoco eran muy elevadas" antes de la reunión del G7, afirma Hironobu Hagy, gerente adjunto de Mercados y capitales del Shinsei Bank japonés. La inacción del grupo integrado por Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Japón y Canadá "podría ser un factor que incite a vender el dólar", estima Hagy.

Según el comunicado final de la reunión en Tokio, "en todas las economías (del G7), a diferentes grados, se prevé que el crecimiento se ralentice a más o menos corto plazo". Para Ryohei Muramatsu, un responsable del Commerzbank en la capital nipona, los ministros "se limitaron a decir lo que todo el mundo ya sabía".
Antes que un enésimo diagnóstico, "el mercado necesita medidas rápidas para combatir dos problemas a la vez: el hundimiento de los mercados financieros y la economía estadounidense, que se dirige hacia la recesión", estima este experto.

El texto final del G7 tampoco hizo referencia alguna a la caída continua del dólar frente al euro, fuente de inquietud de los europeos: "El dólar continuará cayendo puesto que los temores a la recesión de la economía estadounidense continúan acrecentándose", predice Muramatsu.

El secretario estadounidense del Tesoro, Henry Paulson, trató de calmar los ánimos, al afirmar en Tokio que la primera economía mundial no entraría en una recesión, pese a que era de prever una desaceleración. "Pienso que continuaremos creciendo. Si uno está en crecimiento, no está en recesión, ¿no es así?", dijo Paulson en rueda de prensa tras el encuentro con sus colegas.
Reconoció, no obstante, que "la corrección en el mercado inmobiliaro, los precios elevados de la energía y la angustia de los mercados financieros pesarán sobre el crecimiento a corto plazo".

El estadounidense se mostró más prudente que en anteriores ocasiones, según subrayó Daisuke Uno, de Sumitomo Mitsui Banking Corporation.
"Creo que está preparando a la opinión para una recesión, pero lo hace en varias etapas", dice.
Para Yukata Harada, economista jefe del Daiwa Institute of Research, el club de los más ricos debería ampliarse.
"El G7 por sí solo ya no es capaz de dirigir la economía mundial", juzga Harada, agregando que la implicación de las potencias emergentes es "indispensable para lograr una coordinación económica planetaria".

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