jueves, 14 de febrero de 2008

Los desvaríos bancarios / Primo González

Están bastante mosqueados los banqueros españoles, también los rectores de la patronal bancaria y del Banco de España, incluso el titular de Economía, con esos reiterados comentarios de algunos analistas británicos que tratan de sacarle punta a los datos de las subastas de liquidez que realiza el Banco Central Europeo.
Los bancos españoles han participado en dichas subastas tomando dinero prestado, como los bancos de otras muchas latitudes, pero algunos han interpretado que esa afluencia a las subastas era superior a lo normal y que escondía problemas de balance que los bancos españoles no han tenido aún la gallardía de reconocer.

Esto de poner a los bancos españoles bajo sospecha ha tenido cierto éxito porque quienes han difundido esta valoración han logrado que las cotizaciones de los grandes bancos españoles se encuentren actualmente en Bolsa con pérdidas de hasta un 20% en lo que va de año. Bien es verdad que los grandes de la banca europea (los de la zona euro) muestran pérdidas en lo que va de año del orden del 16% al 19%.

Pero resulta llamativo que Société Genérale, que ha reconocido un quebranto singular de 4.700 millones de euros por culpa de una torpeza de uno de sus empleados que ha estado a punto de llevar al banco a la quiebra, haya caído en Bolsa tanto como el Santander o como BBVA o como el italiano Unicrédito o como el francés Crédit Agricole. La evolución bursátil de todos ellos es prácticamente idéntica este año. ¿Qué lógica justifica semejante estado de igualdad?

Como se ve, los mercados bursátiles no están muy finos este año a la hora de valorar la calidad de la gestión de los grandes bancos y el castigo en las cotizaciones se reparte por igual a uno que reconoce beneficios históricos (Santander) que a otro que presenta uno de los quebrantos singulares más altos de la historia de la banca europea (el francés Société Genérale). ¿Cómo explicar semejante simetría en la caída de las cotizaciones cuando hay tanta asimetría en los balances y cuentas de resultados de unos y de otros? Un misterio.

Una de las hipótesis más fundadas es la de que la gente sigue esperando el ejercicio de sinceridad por parte de los bancos europeos en relación con la verdadera calidad de su cartera crediticia. Es decir, pocos se creen que los bancos hayan cantado la verdadera situación de sus balances.
Una segunda hipótesis, más razonable, es la de anticipar, con rebaja en las cotizaciones, el empeoramiento de la capacidad de generar beneficios este año y el próximo ante el deterioro (probable) de la cartera de créditos, debido al esperado aumento de la morosidad.

En el caso de la banca española quizás los analistas internacionales que no se conocen a la perfección las obligaciones de saneamiento del sector en nuestro país han pasado por alto el hecho de que la “caja de resistencia” que ha ido acumulando el sector en España durante los años de altos beneficios le otorga a los bancos españoles un margen de aguante bastante más considerable que a los bancos europeos por lo general.
A no ser que algunos consideren que la pérdida de calidad de los activos que respaldan las hipotecas en España va a ser mucho más acelerada que en otros países, lo que compensaría esa mayor cobertura con que cuentan los bancos españoles. Pero es ésta, en todo caso, una hipótesis que está por observar.
En general, los hipotecados españoles han sido bastante responsables en el pasado y a la gente le cuesta mucho dejar de pagar la hipoteca. Muy mal tienen que estar las cosas para que lo haga. La propiedad de la vivienda ha sido tradicionalmente un hecho casi sacralizado por las familias españolas, asunto al que le otorgan un grado de seguridad mayor que al de su propia pensión pública.

Que la banca española se encuentre en vísperas de un serio quebranto, según la versión que se empeñan en difundir algunos analistas ingleses, sería una auténtica sorpresa para todos, incluso después de que algunos de los primeros bancos españoles hayan sido ascendidos en la escala de las calificaciones crediticias (BBVA, por ejemplo, esta misma semana), hecho sin parangón en los tiempos que corren.
Habría que contar el número de bancos europeos que han mejorado su calificación crediticia en los seis últimos meses.
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