sábado, 9 de febrero de 2008

Los países del G7 prevén una ralentización de sus economías a corto plazo

TOKIO.- Los ministros de Finanzas y los bancos centrales de los siete países más ricos del mundo (G7) estimaron este sábado que sus economías iban a sufrir una ralentización a corto plazo, según el comunicado final de una reunión en Tokio.
"En todas nuestras economías, en diferentes grados, se prevé que el crecimiento se ralentice a más o menos corto plazo", advirtieron los representantes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón.
El terreno en el que se mueve la economía mundial es "más difícil e incierto" que durante la última reunión del G7 el pasado octubre, según el texto final.

"En Estados Unidos, el crecimiento de la producción y del empleo se ha ralentizado considerablemente y los riesgos aumentaron", agrega la nota, que subraya que el mercado inmobiliario residencial estadounidense registrará un deterioro "más amplio" que el vivido hasta ahora.

No obstante, el secretario estadounidense del Tesoro, Henry Paulson, se mostró "confiado en la buena salud a largo plazo de la economía de Estados Unidos" y previó que ésta "continuará creciendo en 2008".
En un comunicado aparte al término del encuentro en Tokio, Paulson reconoció además que "la corrección en el mercado inmobiliario, los precios elevados de la energía y la angustia de los mercados financieros pesarán sobre el crecimiento a corto plazo".

Para hacer frente a esta coyuntura nada alentadora, los países del G7 se mostraron dispuestos a "emprender las acciones apropiadas, individual o colectivamente" con el fin de garantizar la estabilidad y el crecimiento de sus economías y de los mercados financieros.
Instaron a los bancos a hacer público de qué forma se han visto afectados por la crisis de las hipotecas de riesgo en Estados Unidos ('supbrimes'), insistiendo en la "importancia de desvelar por completo y rápidamente sus pérdidas".

Estos esfuerzos de transparencia deben ir acompañados de "medidas para reforzar su base de capital si es necesario". El G7 estimó que estas medidas desempeñarán un "papel importante en reducir la incertidumbre, mejorar la confianza y restablecer el funcionamiento normal de los mercados", en plena tormenta por una crisis que se hizo evidente por primera vez el pasado verano, cuando se sintieron las primeras consecuencias de las 'subprimes'.

Paralelamente, las siete principales economías instaron a los "países productores de petróleo a aumentar su producción" con el fin de frenar la escalada actual de los precios, que agrava los riesgos de recesión de sus economías.

El comunicado final también hizo un llamamiento a China para que "acelere" la apreciación del yuan, vista "el alza de su superávit por cuenta corriente y de su inflación".

Sin embargo, el texto no hizo referencia alguna a los niveles del yen, del dólar o el euro, el cual alcanzó hace ocho días máximos históricos, cerca de los 1,50 dólares. Los países de la zona euro esperaban que el G7 hiciera hincapié en la caída continua del billete verde frente a la moneda única, que penaliza a los exportadores del Viejo Continente.

"La apreciación del euro ha alcanzado un nivel que se puede considerar ya por encima de su nivel de equilibrio", declaró en Tokio el comisario europeo para Asuntos Económicos, Joaquín Almunia.
Las fricciones sobre las tasas de cambio se han atenuado después de que el Banco Central Europeo insinuara el pasado jueves una próxima rebaja de los tipos de interés, permitiendo un cierto alivio inmediato al euro frente al dólar.

En Tokio, los ministros de Finanzas y los banqueros centrales del G7 recibieron además un informe preliminar del Foro sobre Estabilidad Financiera, que trabaja sobre las agencias de calificación de riesgo -acusadas de haber ampliado la crisis financiera-, y sobre la transparencia en las cuentas de las entidades bancarias.

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