WASHINGTON.- Estados Unidos se propone lanzar una vasta operación de limpieza en su sector financiero para evitar una repetición de la crisis de crédito actual, endureciendo la reglamentación en todos los niveles del sector, pero con la intención de preservar el dinamismo de Wall Street.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, presentó este jueves un proyecto de amplia reforma de la reglamentación buscando "evitar que se repitan los errores del pasado".
El grupo de trabajo sobre mercados financieros de la Casa Blanca (PWG), presidido por Paulson, partió de una constatación simple: "las turbulencias financieras fueron provocadas por un aflojamiento espectacular de los criterios de concesión de créditos hipotecarios 'subprime' en Estados Unidos".
Pero este fallo es apenas un síntoma de un relajamiento mucho más generalizado, como un menor rigor de los inversionistas, métodos de evaluación aproximativos por parte de las agencias de calificación de riesgo y una administración del riesgo debilitada en el seno de los grandes bancos estadounidenses, hace notar el PWG.
Ante este aumento de los riesgos y en un contexto de multiplicación de los instrumentos financieros complejos, la reglamentación no ha sabido desempeñar su papel de contención, sobre el nivel de fondos propios exigidos por las instituciones financieras ni sobre obligaciones de transparencia.
Por esa razón se ha tornado urgente actuar, subrayó Paulson. "La reglamentación debe mantenerse a nivel de innovación y ayudar a restaurar la confianza de los inversionistas". El quid de la cuestión es que es preciso encontrar un punto de equilibrio delicado, pues la ley no debe "ir tan lejos que cree nuevos problemas, tornando los mercados menos eficientes, ni privándolos de los créditos que necesitan", añadió.
Esta iniciativa se produce tras muchos meses de tempestad en los mercados financieros, que no han llegado aún a digerir la crisis del crédito. Los bancos, que a veces ignoran la composición de sus propias carteras, están descubriendo en ellas una montaña de créditos sin valor, lo que los obliga a fuertes depreciaciones, cerrando además casi por completo el grifo del crédito y amenazando de asfixia a la economía en su conjunto.
La agencia de calificación financiera Standard and Poor's estimó que las depreciaciones globales podrían alcanzar 285.000 millones de dólares, pero que "el final está a la vista".
Como señal de la amplitud de la crisis, el PWG ha indicado que está trabajando con los ministros de Finanzas, los bancos centrales y los inversionistas en el exterior en marco del Foro de Estabilidad Financiera, que debería presentar un informe en el próximo G7-Finanzas, que tendrá lugar en Washington a mediados de abril.
Uno de los grandes pilares de la reforma propuesta este jueves es reforzar la supervisión sobre los bancos y los corredores de crédito hipotecario, que a partir de la aprobación del proyecto deberán contar con una licencia para continuar con sus actividades. Los corredores contribuyeron con mucho a la crisis actual al distribuir créditos sin verificar la solvencia de los beneficiarios ni informar debidamente las modalidades de los préstamos. La legislación sobre instituciones financieras debe hacerse más dura, para incitarlas a acumular fondos propios y aumentar la transparencia de sus comunicaciones.
Otro gran pilar de la reforma estará en las agencias de calificación de riesgo, a las que se acusa de haber contribuido al agravamiento de la crisis que estalló en el tercer trimestre de 2007 en el mercado de crédito hipotecario de riesgo. Éstas deberán dejar en claro eventuales conflictos de intereses, por ejemplo cuando ayudan a a una empresa a definir las características de una emisión que luego ellas mismas van a calificar.
Finalmente, Paulson expresó su deseo de mayor transparencia de parte de los fondos especializados en productos estructurados, que deberán declarar si han entrado en contacto con varias agencias de notación para después informar sólo sobre la calificación más favorable, guardando silencio sobre las reservas expresadas por otras agencias.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, presentó este jueves un proyecto de amplia reforma de la reglamentación buscando "evitar que se repitan los errores del pasado".
El grupo de trabajo sobre mercados financieros de la Casa Blanca (PWG), presidido por Paulson, partió de una constatación simple: "las turbulencias financieras fueron provocadas por un aflojamiento espectacular de los criterios de concesión de créditos hipotecarios 'subprime' en Estados Unidos".
Pero este fallo es apenas un síntoma de un relajamiento mucho más generalizado, como un menor rigor de los inversionistas, métodos de evaluación aproximativos por parte de las agencias de calificación de riesgo y una administración del riesgo debilitada en el seno de los grandes bancos estadounidenses, hace notar el PWG.
Ante este aumento de los riesgos y en un contexto de multiplicación de los instrumentos financieros complejos, la reglamentación no ha sabido desempeñar su papel de contención, sobre el nivel de fondos propios exigidos por las instituciones financieras ni sobre obligaciones de transparencia.
Por esa razón se ha tornado urgente actuar, subrayó Paulson. "La reglamentación debe mantenerse a nivel de innovación y ayudar a restaurar la confianza de los inversionistas". El quid de la cuestión es que es preciso encontrar un punto de equilibrio delicado, pues la ley no debe "ir tan lejos que cree nuevos problemas, tornando los mercados menos eficientes, ni privándolos de los créditos que necesitan", añadió.
Esta iniciativa se produce tras muchos meses de tempestad en los mercados financieros, que no han llegado aún a digerir la crisis del crédito. Los bancos, que a veces ignoran la composición de sus propias carteras, están descubriendo en ellas una montaña de créditos sin valor, lo que los obliga a fuertes depreciaciones, cerrando además casi por completo el grifo del crédito y amenazando de asfixia a la economía en su conjunto.
La agencia de calificación financiera Standard and Poor's estimó que las depreciaciones globales podrían alcanzar 285.000 millones de dólares, pero que "el final está a la vista".
Como señal de la amplitud de la crisis, el PWG ha indicado que está trabajando con los ministros de Finanzas, los bancos centrales y los inversionistas en el exterior en marco del Foro de Estabilidad Financiera, que debería presentar un informe en el próximo G7-Finanzas, que tendrá lugar en Washington a mediados de abril.
Uno de los grandes pilares de la reforma propuesta este jueves es reforzar la supervisión sobre los bancos y los corredores de crédito hipotecario, que a partir de la aprobación del proyecto deberán contar con una licencia para continuar con sus actividades. Los corredores contribuyeron con mucho a la crisis actual al distribuir créditos sin verificar la solvencia de los beneficiarios ni informar debidamente las modalidades de los préstamos. La legislación sobre instituciones financieras debe hacerse más dura, para incitarlas a acumular fondos propios y aumentar la transparencia de sus comunicaciones.
Otro gran pilar de la reforma estará en las agencias de calificación de riesgo, a las que se acusa de haber contribuido al agravamiento de la crisis que estalló en el tercer trimestre de 2007 en el mercado de crédito hipotecario de riesgo. Éstas deberán dejar en claro eventuales conflictos de intereses, por ejemplo cuando ayudan a a una empresa a definir las características de una emisión que luego ellas mismas van a calificar.
Finalmente, Paulson expresó su deseo de mayor transparencia de parte de los fondos especializados en productos estructurados, que deberán declarar si han entrado en contacto con varias agencias de notación para después informar sólo sobre la calificación más favorable, guardando silencio sobre las reservas expresadas por otras agencias.
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