sábado, 29 de marzo de 2008

El auge -¿inquietante?- de los fondos soberanos / Enrique Badía

Tengan o no razón los que aseguran que no tardará demasiado en invertir la tendencia, de momento el alza sostenido de los precios de las materias primas persiste, empezando por el vital petróleo y siguiendo por las demás. Ello está generando una abultada transferencia de renta y riqueza desde los países consumidores a los productores y exportadores, cuyos efectos están empezando a reavivar antiguas preocupaciones en el ámbito occidental.

Una causa de inquietud es la creciente toma de posiciones de los llamados fondos de inversión soberanos; esto es, controlados por el Estado o mejor el gobierno del país en que están radicados. La figura no es nueva, aunque sí lo es que esté comenzando a ser utilizada, no sólo por los exportadores de crudo, sino también por países emergentes, sobre todo asiáticos, para canalizar los importantes superávit corrientes que está propiciando su saldo comercial positivo con las principales economías desarrolladas.

Aunque el volumen exacto que manejan no es fácil de atinar, las estimaciones más creíbles calculan que debe rondar los tres billones de dólares, de los que aproximadamente dos tercios corresponderían a los productores de petróleo radicados en Oriente Medio, primeros en recurrir a esta fórmula de inversión. Los mismos cálculos prevén que su cuantía podría multiplicarse por cinco en los próximos años, hasta sumar del orden de quince billones de dólares, si se confirma la tendencia de las economías asiáticas a buscar por esta vía mayor rentabilidad a sus excedentes de balanza de pagos.

Dista, en todo caso, de existir unanimidad. Otras opiniones recuerdan que el auge de este tipo de fondos se vio bruscamente interrumpido como consecuencia de la abrupta caída de precios de las materias primas, petróleo incluido, que siguió al espectacular repunte de los años 80 del pasado siglo. Surgen de quienes consideran que puede volver a ocurrir algo parecido como consecuencia de los síntomas de ralentización/recesión que se están comenzando a atisbar, sobre todo en Estados Unidos y, por extensión a las demás economías avanzadas.

Mientras el porvenir se despeja, la preocupación es real. Surge cada vez que se tiene noticia de que un fondo soberano ha tomado o intenta tomar posiciones, a veces próximas al control, en empresas y actividades considerados estratégicos, por entender que podrían acabar subordinados a gobiernos que en un determinado momento elijan adoptar algún tipo de posición hostil.

La preocupación, no obstante, se ha difuminado en no pocas ocasiones y fechas bien recientes: por ejemplo, cuando fondos de esas características han acudido en rescate de bancos afectados por las turbulencias financieras derivadas del episodio subprime. Estos días, en España, sin ir más lejos, entidades de ese tipo parecen estar implicadas en alguna operación de salvamento inmobiliario o la compra de Spanair, por citar dos que aparecen en los periódicos con particular profusión.

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