sábado, 15 de marzo de 2008

El déficit exterior español supera los 100.000 millones por primera vez

MADRID.- Pinchazo de la burbuja inmobiliaria, acumulación de problemas por la crisis financiera y déficit exterior multimillonario: a esa temible combinación no sólo responde EE UU, que está al filo de la recesión tras varios años de intenso crecimiento. También la economía española camina sobre el alambre. Sin los tintes dramáticos de la situación estadounidense, pero con el peligro de una desaceleración incipiente en pleno periodo de turbulencias en los mercados, según "El País".

El déficit exterior de España (la diferencia entre importaciones y exportaciones, más el saldo neto de las rentas y las transferencias del exterior) sigue marcando récords. El cierre de 2007 confirmó los peores pronósticos y el déficit hizo saltar por los aires la barrera de los 100.000 millones de euros, lo que dispara el saldo negativo más allá del 10% del PIB. En otras palabras: España vive por encima de sus posibilidades, con un enorme endeudamiento para mantener la velocidad de crucero de la economía.

El efecto euro -que ayer rozó los 1,57 dólares, nuevo máximo- empieza a provocar estragos. Diciembre de 2007 fue el primer mes en el que las exportaciones registraron una caída interanual desde abril de 2006. Con la divisa europea y el petróleo desatados, el desequilibrio exterior ascendió a 106.201 millones en el conjunto del año, el 10,2% del PIB. Y con tendencia a subir ante la debilidad del dólar, la factura energética y el agotamiento de los capítulos que tradicionalmente servían como contrapeso: turismo y transferencias del exterior.

En todo el mundo, sólo EE UU tiene un déficit exterior más abultado en términos absolutos. Y en porcentaje de PIB, sólo algunos países emergentes y excepciones como Islandia o Grecia presentan cifras tan negativas.

El peor dato llega en el peor momento. "Lo normal sería un ajuste suave, pero con las turbulencias sobrevolando los mercados, 100.000 millones son una cifra crítica: si la crisis se agrava veremos un ajuste brusco, con una desaceleración pronunciada para corregir el déficit", según José Antonio Alonso, director del Instituto Complutense de Estudios Internacionales.

El fenomenal crecimiento de España en los últimos 13 años se ha producido con fuertes desequilibrios. Por un lado, el diferencial de inflación con la zona euro: los precios suben más en España año tras año y los bienes y servicios son menos competitivos en los mercados internacionales. Por otro, el consumo se ha mantenido boyante con un alto grado de endeudamiento, aprovechando los tipos de interés bajos. Las empresas españolas se han internacionalizado con mucha deuda. Y las familias han acudido al crédito para comprar viviendas y sostener la demanda interna.

Para Federico Steinberg, del Instituto Elcano y la Autónoma de Madrid, el patrón de crecimiento marcado por la construcción y el consumo "no ha dado problemas hasta ahora porque financiar la deuda era barato y sencillo". Pero eso ha cambiado; ahora es más difícil -y más caro- endeudarse. "Va a haber un ajuste: por las buenas, con un incremento de la productividad, o por las malas, la más que probable desaceleración", añade.

La última vez que España se enfrentó a un déficit exterior parecido -en los primeros años noventa- hubo recesión y varias devaluaciones de la peseta. Sin esa última posibilidad, "la fortaleza del euro es un problema, pero a cambio el ajuste será más suave, aunque dure más tiempo", explica Carlos Maravall, de AFI. El déficit (las balanzas de capital y cuenta corriente) creció un 25% el año pasado, pero el deterioro fue mayor incluso en el último trimestre, básicamente por las cargas de la deuda. "La financiación ha pasado a ser más volátil, de largo a más corto plazo. Y las titulizaciones han dado paso a la financiación vía BCE", afirma.

El déficit "es particularmente preocupante y arrastra automáticamente el crecimiento hacia abajo", afirma Jaime Requeijo, de la UNED. "El euro ha actuado como escudo porque la UE no tiene esos problemas de déficit. Pero si sigue así la financiación externa se complicará y se encarecerá porque aumentará la prima de riesgo. Durante años no ha pasado nada, pero con la crisis ese déficit es insostenible", cierra.

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