lunes, 3 de marzo de 2008

Sarkozy y Merkel anuncian que han llegado a un acuerdo sobre la Unión Mediterránea

HANNOVER.- El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, anunciaron que han llegado a un acuerdo sobre la propuesta francesa de una Unión Mediterránea, un proyecto que ha suscitado recelos en Berlín.

Merkel ha calificado la idea de Francia de crear una Unión Mediterránea como divisoria, ya que aglutina al grupo de países ribereños, incluidas sus colonias en el norte de África, recurriendo a fondos de la Unión Europea (UE) y dejando al margen a los países de la UE no mediterráneos, como Alemania.

"Hemos llegado a un acuerdo sobre esta Unión Mediterránea, que no va a excluir a nadie", dijo Sarkozy en una rueda de prensa conjunta con Merkel en la ciudad de Hanover, en el norte de Alemania, citado por la agencia Reuters. Por su parte, Merkel señaló que la Unión Mediterránea será un proyecto que incluirá a todos los países miembros de la UE, informó Reuters.

Ambos líderes presentarán los detalles del acuerdo a los demás miembros en la próxima cumbre europea.

Sarkozy ha enmendado su propuesta inicial para lograr el visto bueno de Merkel. Así, la Unión propuesta no sustituiría al llamado Proceso de Barcelona que desde 1995 enmarca la asociación euromediterránea, sino que serviría para completarlo. Alemania considera este asunto fundamental porque su principal reproche a la idea de Sarkozy es que podría dividir profundamente a Europa.

La Unión para el Mediterráneo se organizará tomando como modelo el Consejo de Estados del mar Báltico lanzado en 1992 por Alemania y Dinamarca para abordar los problemas medioambientales, energéticos y políticos entre países ribereños.

Este foro de cooperación tiene doce miembros, entre ellos Alemania, Polonia, Finlandia y Rusia. También está representada la Comisión Europea que participa, cuando así lo desea, en determinados proyectos, mientras que el resto de Estados miembros de la UE tiene un estatus de observador y participan en los proyectos caso por caso.

Los países ribereños constituirían el núcleo fundador y los no ribereños serían observadores, que podrían unirse tan a menudo como quisieran a proyectos concretos, como la descontaminación del Mediterráneo, el acceso al agua, la lucha contra los incendios o el desarrollo de las infraestructuras.

El último punto para ganarse el apoyo de la canciller pasaría por olvidarse de lanzar el proyecto sólo con los países ribereños el 13 de julio y un día más tarde ampliarlo oficialmente a toda la UE, y hacerlo a la inversa. Primero los jefes de Estado y de Gobierno de toda la UE y al día siguiente sólo los mediterráneos.

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