sábado, 29 de marzo de 2008

El Gobierno abandona la construcción / Pablo Sebastián

El Gobierno, ahora en funciones, de Zapatero ha perdido un año frente a la crisis económica y ha dejado a su clara mala suerte al importante sector de la construcción sin que, por el momento, se hayan tomado decisiones de alcance que ayuden tanto a las grandes empresas como a las medianas y a las pequeñas, a sabiendas de que estas últimas son las más castigadas por la falta de financiación. Sin olvidar el campo de los proveedores del sector que, como consecuencia de todo ello, también ha entrado en crisis por la drástica disminución de los pedidos y por los muchos impagos que sufren.

Las consecuencias inmediatas de todo esto incluyen un imparable aumento del paro, una latente crisis social y la caída de la actividad económica, que obligará a una reducción significativa de las expectativas de crecimiento en el año 2008. Y en el origen de esta desidia del Gobierno está el empeño de Zapatero y de su vicepresidente Solbes de negar la crisis económica para que las malas expectativas no enturbiaran la campaña electoral, así como la ceguera de ambos ante la crisis del sector español, convencidos de que la crisis de las hipotecas basura de Estados Unidos no afectaban mucho a nuestro sistema financiero, pero olvidándose de que el caso español tiene un problema distinto pero no menos importante, porque en él se unen los problemas financieros y los empresariales.

Algo que se veía venir y que anunciaron no pocos analistas y observadores extranjeros, anunciando el previsible estallido de la “burbuja” española de la construcción, que este Gobierno nunca ha querido tomar en serio.

¿Qué hacer? El primer problema reside hoy en la liquidez del sistema financiero, para que los créditos puedan volver a circular. En segundo lugar, es necesario articular un sistema de apoyo a los ciudadanos que están con problemas hipotecarios. Y en tercer lugar convendría que un organismo de corte oficial creara un grupo de trabajo donde se estudien casos concretos del sector, y de las muchas empresas afectadas, participando en ese centro de actuación el Gobierno, la CEOE, la banca y las cajas de ahorro. Todo ello podría estar acompañado de medidas fiscales y, sobre todo, de una política decidida del Gobierno en infraestructuras y construcción de pisos protegidos, para reactivar todo el sector.

Ésta y no otra debería ser la primera actuación del nuevo Gobierno, que ya lleva un año sin abordar semejante situación con la premura y la seriedad que requiere el caso y que, además de afectar a muchas empresas, también está diezmando la economía familiar de muchos miles de ciudadanos que no saben a quién recurrir ni cómo actuar.


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