viernes, 7 de marzo de 2008

El próximo domingo, ciudadanos, a las urnas / Luis de Velasco

Miremos a lo que está ocurriendo en las primarias del Partido Demócrata en Estados Unidos. Un senador de color, desconocido hace cuatro años, Barack Obama, va en cabeza en número de delegados. Más importante que eso: ha puesto en marcha un amplio movimiento que abarca ciudadanos de todas clases, colores, orígenes y afiliación que está cambiando la política y la democracia de ese país.

No ha creado ese movimiento pero ha tenido el mérito de saber interpretar y hacer suyos actitudes y valores de millones de ciudadanos hartos de los agujeros de su democracia y, más en el corto plazo, hastiados de las fechorías de Bush y los suyos.

España no es Estados Unidos, ¿todavía?, pero hay cosas que observar y lecciones que aprender de ese tsunami. Hay, desde hace años, una creciente separación entre los políticos y una ciudadanía cada vez más desinteresada en lo que ocurre en nuestro país. Nuestra democracia es una democracia plana, con muchos agujeros y lacras, necesitada de urgentes remedios.

El partido que cada vez obtiene mayor número de votos es el de la abstención, al que habrá que ir sumando el de los votos en blanco. Pero nadie de los instalados quiere enfrentar seriamente este problema.

“Un largo camino comienza con un pequeño paso”, dice el Tao te King. Ciudadanos es un partido joven, apenas un par de años, que inició lo que va ser una larga andadura años atrás en Cataluña como movimiento cívico frente a la opresión y el sectarismo nacionalista. Ese camino está plagado de obstáculos puestos por los que no quieren nuevos actores por pequeños que sean al principio. Para este 9 de marzo presenta candidaturas en todas las provincias, confirmando así su vocación de partido de ámbito nacional.

Su programa electoral parte de lo proclamado en el ideario del partido expresamente basado en el liberalismo progresista y en el socialismo democrático, lo que lleva a Ciudadanos a definirse como un partido de centro-izquierda. Su nombre quiere enfatizar que el ciudadano, sus derechos y sus deberes, es el centro de su acción política. “No nos importan los territorios, nos importan las personas” es uno de sus principios, colocándose así enfrente de todo nacionalismo.

A partir del 10 de marzo, Ciudadanos, que contará con varios representantes en el Congreso, será lo mismo que es en el Parlamento catalán. Una voz sincera, sin compromisos, crítica y racional, cada vez más importante, para resolver los graves problemas que enfrenta nuestro país y ello porque es el resultado de un movimiento cívico.

En este orden de cosas, ya hace meses planteó a los dos únicos partidos con opción de gobernar un gran acuerdo, limitado en el tiempo y abierto a los partidos leales a la Constitución, para enfrentar esos graves problemas como son, entre otros, la reforma del modelo de Estado, la reforma de la ley electoral, la derrota de ETA, la neutralidad y eficacia de la justicia, la vivienda, la sanidad o la educación.

El senador Obama desarrolla su campaña sobre dos palabras, dos conceptos de gran atracción como son esperanza y cambio. Sus cada vez más numerosos seguidores repiten Yes, we can, es decir, “Sí, se puede, sí, podemos”. Aquí y ahora cabe decir “Los ciudadanos y Ciudadanos, juntos, podemos”. Pero sólo si los ciudadanos se implican, nos implicamos, de verdad en encarar los serios problemas que tiene nuestro país.

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