viernes, 28 de marzo de 2008

Liechtenstein niega ser paraíso para evasión de impuestos

VADUZ.- Liechtenstein se deshizo de la etiqueta de centro de lavado de dinero después de revisar apresuradamente sus leyes bancarias hace siete años. Ahora el diminuto principado alpino está de nuevo en dificultades, acusado de ser refugio de los evasores de impuestos en Europa.

Este bastión de refinamiento volvió al centro de la atención cuando investigadores alemanes adujeron que cientos de alemanes acaudalados han invertido su dinero en cuentas de fideicomiso abiertas en Liechtenstein, amparándose en las leyes sobre secreto bancario para evitar pagar impuestos en Alemania.

Es un tema delicado para un pequeño país de 35.000 habitantes enclavado en los Alpes entre Austria y Suiza.

Un castillo medieval se eleva sobre los edificios bancarios de acero y vidrio en las calles de la capital Vaduz, un contraste que subraya la velocidad con la que Liechtenstein se ha desarrollado desde la Segunda Guerra Mundial, cuando todavía estaba dejando de ser una nación agrícola pobre.

Los servicios financieros han sido un factor clave en esa transformación que trajo riqueza al principado de habla alemana cuyo ingreso per cápita de 102.000 dólares lo coloca entre los países más ricos de Europa.

Angel Gurria, secretario general de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), con sede en París, dijo que la cuestión básica es cómo lidiar con países cuyo secreto bancario les permite beneficiarse con la evasión impositiva en que incurren los residentes de otras naciones.

"Un secreto bancario excesivo y la falta de intercambio de información sobre los evasores son reliquias del pasado y no tienen ningún papel que desempeñar en las relaciones entre sociedades democráticas", dijo Gurria en una declaración.

En Liechtenstein, el sector financiero se ha ido desarrollando a partir de los años 20 por medio de estrechos vínculos con Suiza, otro país cuyo secreto bancario ha atraído fortunas de todo el mundo.

La OCDE dijo recientemente que Liechtenstein estaba entre apenas tres países incluidos todavía en su lista negra de "paraísos impositivos no colaboradores", junto con otras dos pequeñas naciones europeas: Andorra y Mónaco.

Los otros cuatro países que estaban en la lista negra en el 2002 _Liberia, Naurú, Vanuatu y las Islas Marshall_ se han comprometido a mejorar la transparencia de sus operaciones, dijo Gurria.

Aun antes, otros centros bancarios extraterritoriales ajustaron sus leyes y se comprometieron a colaborar con los niveles reclamados por la OCDE, incluyendo Guernsey y las Islas del Canal.

Los bancos y otros servicios financieros van directamente al corazón de la economía de Liechtenstein, suministrando el 14,3% de la fuerza laboral y el 30% del producto bruto interno de 3.900 millones de dólares. La familia real es propietaria del mayor banco del país, que maneja inversiones de clientes de todo el mundo.

El príncipe gobernante Alois tiene efectivamente mayores poderes que cualquier otro monarca en Europa, incluyendo derechos amplios que incluyen disolver gobiernos y vetar leyes. El príncipe de 39 años entró en la disputa recientemente para defender su país cuando dijo que Alemania debía controlar su propio sistema impositivo.

La canciller federal alemana Angela Merkel desestimó el comentario. "Considero que dichas teorías... no tienen fundamento ni ayudan a nuestras relaciones", comentó.

Merkel se reunió a fines de febrero con el primer ministro de Liechtenstein Otmar Hasler y lo presionó para avanzar hacia un acuerdo entre este país y la Unión Europea contra el fraude.

En un discurso ante el parlamento, Alois dijo que Liechtenstein tenía que hacer más con sus leyes financieras e insinuó que habría que modificar el secreto bancario a causa de los tratados impositivos.

Una investigación en Alemania por evasión de impuestos, basada en un cederrón de informaciones sobre clientes bancarios de Liechtenstein obtenido por las autoridades alemanas, obligó a la renuncia de uno de los directivos más prominentes de Alemania, el director general del Deutsche Post, Klaus Zumwinkel.

El principal problema detectado por los funcionarios alemanes fueron las cuentas en fideicomiso abiertas en Liechtenstein que supuestamente pueden usarse para evadir impuestos.

El gobierno de Liechtenstein dijo que prepara una reforma de las leyes que regulan dichas cuentas, pero advirtió que los cambios están en planificación desde el 2001 y que no tienen nada que ver con las recientes quejas de Berlín.

Merkel notó un acuerdo entre Liechtenstein y Estados Unidos que, según dijo, dispone gravámenes a los fondos.

"Decimos que lo que es posible con Estados Unidos... también debería ser posible con la Unión Europea", dijo la canciller federal.

El ministro de justicia de Liechtenstein, Klaus Tschuetscher, dijo que la práctica de permitir a los extranjeros abrir cuentas en fideicomiso anónimamente registrándolas por medio de un abogado o síndico local está amparado por el derecho internacional.

Agregó que la queja de que esto estimula a los extranjeros a usar el procedimiento para evadir impuestos era "una teoría absurda".

Después que grandes naciones reprimieron el lavado de dinero en los años 90, Liechtenstein hizo más estrictas sus leyes para impedir la entrada de fondos de delincuentes y potentados extranjeros. En el 2001, la Financial Action Task Force, de 26 naciones, retiró a Liechtenstein de su lista negra sobre lavado de dinero.

Pero casi simultáneamente, la OCDE lo incluyó en su lista de "paraísos impositivos no colaboradores". Sigue allí pese a que Liechtenstein sostiene que la clasificación se basa en información anticuada.

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