sábado, 1 de marzo de 2008

Los planes de expansión de Heathrow Airport provocan el descontento

LONDRES.- Brillante, espaciosa y con el polvo de las obras a punto de ser barrido para su inauguración de este mes, la terminal número 5 del aeropuerto Heathrow de Londres es el último intento de Reino Unido por agilizar el tránsito en el aeropuerto más concurrido del mundo.

Después de la mayor actuación en la historia del urbanismo británico, que duró casi cuatro años y costó 4.300 millones de libras esterlinas (5.600 millones de euros), la terminal de pasajeros podría paliar las frustraciones de los 67,3 millones de pasajeros que pasan por el aeropuerto.

Pero mientras se acerca la fecha de apertura - el 27 de marzo - aumentan las protestas por los planes de la siguiente fase de expansión, que debería permitir a Heathrow mantener el ritmo que pronostica el doble de vuelos en Europa en los próximos 20 años.

El miércoles terminará una consulta pública sobre los próximos pasos, en la que los diferentes grupos activistas han expresado su indignación por la contaminación acústica, las emisiones de dióxido de carbono y las molestias que la expansión causaría en la zona. También cuestionan la validez de los estudios que indican que la expansión será vital para la economía británica.

Los expertos estiman que en torno a un tercio de los vuelos de Heathrow salen con retraso, uno de los mayores índices del mundo. Los empresarios se quejan desde hace mucho por la pérdida de tiempo, y algunos sostienen que el atasco está comprometiendo al centro financiero de Londres.

Con una capacidad para 35 millones de pasajeros al año, la nueva Terminal 5, que sólo acogerá vuelos de British Airways, podría gestionar la mitad de los pasajeros actuales del aeropuerto, pero con las dos pistas de Heathrow ya extendidas al máximo, sólo ofrecerá más capacidad y no más vuelos.

El BAA, organismo que gestiona el aeropuerto, y el Gobierno británico, quieren conseguir ahora espacio para gestionar más tráfico.

Las aerolíneas han pedido una sexta terminal y una tercera pista para evitar que Reino Unido pierda ante aeropuertos en la Europa continental.

Pero además de las protestas generales por el riesgo para el cambio climático de un proyecto de expansión generalizada de Heathrow, unos dos millones de personas que quedarían bajo la trayectoria de vuelo de los aviones se preparan para luchar contra la ampliación.

Una parte importante del problema es el espacio. A diferencia de la mayoría de aeropuertos europeos, Heathrow está prácticamente encerrada. La nueva terminal tuvo que construirse dentro de sus actuales límites - en una zona de alcantarillado.

Pero para expandirlo habría que demoler al menos 700 viviendas en la cercana localidad de Sipson, por lo que algunos amenazan con tomar medidas legales.

"La Terminal Cinco podría hacer las cosas más fáciles en Heathrow", dijo el presidente de la campaña contra la ampliación John Stewart. "Pero esta nueva expansión podría empeorarlo todo".

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