domingo, 16 de marzo de 2008

Peores perspectivas / Carmen Tomás

Semana movidita en los mercados y en el ambiente. Las malas cifras macroeconómicas se han ido sucediendo y las expectativas de los consumidores siguen a la baja.

En este ambiente de pesimismo generalizado, la bolsa madrileña no consiguió cerrar en positivo, aunque sí mantener la cota de los 13.000 puntos.

En la parcela de las declaraciones oficiales hay que anotar las del vicepresidente Solbes que dos días después de las elecciones ya empieza a hablar de caídas claras en el crecimiento económico, de paro y de inflación.

Ahí está el mal IPC de febrero que se sitúa en el 4,4 por ciento, el peor dato desde 1995.
El petróleo sin duda es uno de los grandes factores de riesgo. El Brent escala a los 105 dólares el barril. Pero no es la única causa.

O España comienza en serio a atajar los problemas específicos de competencia, de dependencia energética o de canales de distribución o estaremos, o seguiremos peor que los demás. Y si además, las medidas del Gobierno siguen siendo aumento del gasto público no veremos la luz en muchos, muchos meses.

En cuanto a la crisis de liquidez, esta semana hemos asistido a una nueva inyección de liquidez por parte de los bancos centrales, una más y la de mayor calado, y no parece que vaya a ser decisiva ni definitiva.

No acaban de aflorar los problemas que la causaron y sus perversos efectos pueden durar bastante tiempo. Esta falta de dinero está ahogando a las empresas y acabará afectando a la actividad de los bancos.


También esta semana hemos podido leer informes sobre nuestro país del banco alemán Commerzbank o de la revista ‘The Economist’ en los que realizan unas previsiones de crecimiento para España que hielan la sangre.

Se habla de un 1,5 por ciento para 2008 y del 1 por ciento para 2009. También de paro y de hacia donde se dirige la economía española: ‘hacia el desastre’. Cómo lo verán que ‘The Economist’ cree que las elecciones que hemos celebrado eran las más adecuadas para que se perdieran por la que le espera al ganador.

En fin un ambiente de pesimismo generalizado. Todos menos los promotores que aseguran que no hay crisis inmobiliaria porque la evolución demográfica española y los divorcios van a procurar una demanda de unas 300.000 viviendas anuales.

Hay que recordar que el G-14 advirtió hace poco de una crisis y de un paro cercano a los 1,2 millones de personas al considerar que apenas se va a construir un 25 por ciento de las viviendas que se construían hasta ahora.

En fin, que el panorama no es especialmente alentador y sólo cuestiones puntuales como las movidas en el sector eléctrico pueden animar de cuando en cuando el parqué.

Entretanto, aumenta el número de españoles que cree que la situación económica es mala o muy mala.

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