miércoles, 2 de abril de 2008

Los fabricantes de paro / Primo González

Las estadísticas de paro registrado han suministrado en marzo un dato positivo, el primero tras cinco meses seguidos de incremento, en el curso de los cuales el desempleo aumentó en unas 300.000 personas, buena parte de ellas en el sector de la construcción, que es en donde se centra el principal problema económico que afecta al país.

En marzo, aprovechando la oportunidad del turismo de la Semana Santa, el sector terciario ha fortalecido su actividad con empleo estacional que quizás vuelva pronto a las oficinas de los Servicios Públicos de Empleo, es decir, al paro. Aún así, el dato de marzo representa un cierto alivio, quizás pasajero, pero lejos de las tremendas subidas del desempleo en algunos de los meses anteriores.

La sangría del empleo sigue produciéndose, no obstante, en el sector de la construcción. Las cifras de marzo, con descenso global del paro, desfiguran un poco la realidad ya que los sectores que están encajando el impacto más directo de la desaceleración económica han expulsado a unas 15.000 personas camino del paro, la mayor parte de ellas en la construcción pero también en el sector industrial y en el segmento de parados sin empleo anterior.

Este aumento del paro en estos tres segmentos se ha visto más que compensado con el rebote al alza de la actividad turística por motivos estacionales. En abril, ya sin el efecto directo de la actividad turística reforzada, será el momento de comprobar en qué medida las tendencias de fondo de la economía muestran su verdadera trayectoria.

De momento tenemos 300.000 parados más que hace seis meses y 300.000 parados en el sector de la construcción que es, tras el de los servicios, el sector que suministra las mayores partidas de parados, tras haber aumentado en unos 70.000 en estos últimos meses.

Ahora que hay nuevo Gobierno a la vuelta de la esquina y que la desaceleración o la crisis económica está dando sus primeros bandazos, bastante más fuertes de lo que se esperaba, sería el momento de entrar a fondo en la búsqueda de remedios para lo que se avecina.

Con una economía que parece en dificultades para crecer por encima del 2%, y que desde luego no parece en condiciones de crecer al 3%, la subida del paro es bastante probable.

En España, el desempleo aumenta habitualmente cuando el crecimiento del PIB se sitúa por debajo del 3% y esa es la tesitura en la que nos vamos a encontrar este año y el siguiente.

Habría que prestar, no obstante, algo más de atención a la evolución de los sectores industriales, ya que son, junto al turismo, el pilar del empleo y del crecimiento y su situación se está volviendo cada días más precaria. Por fortuna, la sólida base turística del país no se está resintiendo aún y es de esperar que llegado el momento su desfallecimiento tenga un menor impacto en el empleo.

Pero en la industria la situación puede ser bastante más precaria. Uno de los termómetros es la industria del automóvil. Sector de síntesis pero que alberga innumerables actividades industriales, que pueden verse arrastradas a la paralización o a una disminución apreciable de la actividad, la industria automovilística es una de las candidatas más firmes a sufrir durante esta etapa de menor crecimiento en la que nos adentramos.

Y ello por varias razones, la primera por la debilidad del mercado interior, ya que las previsiones que manejan los fabricantes para el año en curso se han vuelto alarmantes en las últimas semanas, visto el frenazo que ha experimentado la venta de automóviles. La segunda, porque el gran apoyo de este sector industrial es la exportación y todo parece indicar que vamos a una fase de menor expansión en el comercio mundial del automóvil. Y en tercer término, porque en los próximos meses pueden manifestarse los riesgos de la fuerte competencia que están protagonizando los países emergentes, en los que se han instalado ya numerosas plantas que pueden empezar a hacerle sombra a la industria española.

El pasado año, y como ejemplo de este crecimiento empuje de los países emergentes, Brasil ha desplazado a España de la séptima plaza como fabricante de vehículos. Los países del este europeo están registrando también crecimientos espectaculares de su producción. Todo ello en unos momentos en los que el mercado está en fase de estrechamiento y los costes salariales se están tensionando al alza a causa de los problemas inflacionistas. El sector industrial será previsiblemente el gran fabricante de parados si en esta crisis no acertamos a gestionarlo con eficacia.

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