domingo, 20 de abril de 2008

El precio del arroz puede calmarse pero hay que tomar medidas

MANILA.- Los galopantes precios mundiales del arroz deberían comenzar a calmarse el mes próximo cuando las nuevas cosechas entren en los mercados, pero no regresarán a corto plazo a los niveles de 2007 debido a los altos precios de producción y la demanda en aumento, según un experto.

Los consumidores desde Bangkok a Teherán han sufrido los mayores incrementos en el precio de este alimento básico desde principios de los años 70, cuando la subida del petróleo de la OPEP disparó los precios hasta entre 1.300 y 1.400 dólares la tonelada, en términos ajustados a la inflación.

El 100 por cien del arroz blanco de grado B tailandés, considerado el estándar mundial, está alrededor de 950 dólares por tonelada, el triple que a principios de 2007, ya que la principales naciones exportadoras redujeron sus envíos para lidiar con la inflación doméstica y las importadoras buscan suministros por todos lados.

"Mi suposición es que comenzaremos a ver una estabilización en uno o dos meses", dijo Robert Zeigler, director general del Instituto de Investigación del Arroz con sede en Filipinas, en una entrevista telefónica con Reuters el viernes.

"Alcanzaremos un máximo y caerá con bastante rapidez pero no cerca de los 300 dólares por tonelada".

En el momento de la crisis de los 70, el IRRI llegó al rescate con la Revolución Verde: el desarrollo de granos de arroz de alto rendimiento que multiplicaron las cosechas del producto asiático básico y permitió industrializarse a los principales productores como China, India y Tailandia.

Para alcanzar un segundo avance, Zeigler advirtió que los gobiernos y las agencias internacionales tenían que adoptar medidas urgentes para impulsar las cosechas y mejorar el acceso de los pobres a un grano que alimenta al grueso de los 6.600 millones de habitantes del planeta.

La UNCTAD se reúne para abordar la crisis alimentaria

La Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) abre su 12 sesión este domingo en Ghana para hablar de "oportunidades y desafíos de la globalización", en un momento en que el fuerte crecimiento económico de África podría verse seriamente amenazado por la subida de los precios de los alimentos y la energía.

La reunión de Accra, que comenzó con un discurso del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, y durará cinco días, se produce "en un período en que el mundo atraviesa una fase de incertidumbre y mientras los temores de recesión son creíbles", según advirtió en marzo el secretario general de la UNCTAD, el tailandés Supachai Panitchpakdi.

"Estudiaremos los impactos económicos de esta globalización, incluso en lo que concierne a la reducción de la pobreza, la riqueza y el empleo, y sacaremos las lecciones del hecho de que algunos países se benefician de la globalización y otros no", se espera que declare el secretario general en su discurso inaugural.

Otras cuestiones que abordará la UNCTAD, integrada por 193 países, son la forma de mejorar los sistemas monetarios y financieros internacionales, el comercio Sur-Sur o la cuestión de si la subida de los precios de las materias primas puede generar más empleo.

Aunque la globalización ha contribuido a reducir las desigualdades en los países africanos, "hay que hacer más para permitir que todos los segmentos de la población gocen del fuerte crecimiento de la región", consideraba el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe.

Hace algunos días, el Banco Mundial advirtió sobre el riesgo de que el crecimiento actual del 5,8% en África se vea perjudicado por la vertiginosa subida de los precios de los alimentos (arroz, harina de trigo, maíz) y la energía, sobre todo el petróleo y el gas.

El crecimiento africano aún no ha alcanzado el umbral capaz de reducir la pobreza, por lo que toda perturbación exterior podría "romper esta trayectoria de crecimiento", advirtió la vicepresidenta del Banco Mundial para el continente, la nigeriana Obiageli Ezekwesili.

En cuanto a la reducción de la pobreza en África a la mitad de aquí a 2015, prevista dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, dicha meta podría demorarse siete años por la subida de los precios de los alimentos, según el Banco Mundial.

La UNCTAD estudiará también "el impacto de las necesidades energéticas crecientes de Asia" y se esforzará, según su secretario general, en "poner riendas a la globalización para elevar el nivel de vida, reducir la pobreza y garantizar un desarrollo sostenible".

Los países del G8 reafirmaron el 6 de abril en Tokio su compromiso de aumentar su ayuda a los países pobres, pero la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tiene sus dudas: en 2007 la ayuda al desarrollo concedida por 22 países ricos a los países pobres podría haberse reducido en un 8,4%.

La reunión de Accra se desarrolla en un momento en que las negociaciones de la ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) siguen bloqueadas por un enfrentamiento Norte-Sur sobre los productos agrícolas.

El aumento del precio, un "asesinato en masa silencioso"

El aumento mundial de los precios de los alimentos está llevando a un "asesinato en masa silencioso" y los mercados de materias primas han llevado "horror" al mundo, dijo el domingo el enviado de alimentos de Naciones Unidas a un periódico austriaco.

Jean Ziegler, relator especial de la ONU sobre el Derecho a los Alimentos, dijo al periódico Kurier am Sonntag que la expansión de los biocombustibles, la especulación en el mercado de materias primas y los subsidios a las exportaciones de la Unión Europea significan que Occidente es responsable de la hambruna masiva en los países más pobres.

Ziegler señaló que estaba obligado a mostrar la "locura" de la gente que cree que la hambruna depende del destino.

"La hambruna no ha tenido relación con el destino desde hace mucho -tal como lo pensó (Karl) Marx. Es más bien como si detrás de cada víctima hubiese un asesinato. Esto es un asesinato en masa silencioso", dijo en una entrevista.

El relator culpó a la globalización por "monopolizar las riquezas de la Tierra" y dijo que las multinacionales eran responsables de un tipo de "violencia estructural".

"Y nosotros hemos oído de operadores de mercado, de especuladores y bandidos financieros que se han vuelto locos y han construido un mundo de inequidad y horror. Tenemos que detener esto", afirmó.

Ziegler dijo que cree que un día la gente que sufre la hambruna podría levantarse contra sus perseguidores. "Es tan posible como lo fue la Revolución Francesa", concluyó.

Políticas para contener alzas de precios

Los gobiernos no pueden confiar en las fuerzas del mercado para contrarrestar la subida de los precios de los alimentos y se necesitará una firme voluntad política para aumentar la producción agrícola, dijo el jefe de la FAO en Brasilia.

"En una economía rural clásica dicen que cuando los precios suben, la producción también aumenta, con lo que los precios irán a la baja", dijo Jacques Diouf a periodistas en Brasilia, donde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) realiza una conferencia sobre América Latina y el Caribe.

"Esto no ocurrirá en este caso porque, en los países pobres, los agricultores se enfrentan a dificultades para tener acceso a semillas, fertilizantes y alimento para el ganado", agregó.

Los precios elevados, impulsados por malas cosechas y costes de combustible récord, han desencadenado disturbios y violencia en países pobres y en desarrollo como Haití e Indonesia, y en especial aquéllos que dependen de las importaciones de la mayor parte de su consumo de alimentos.

La FAO advirtió la semana pasada que los disturbios por alimentos en los países en desarrollo se extenderán, a menos que los líderes mundiales tomen medidas importantes para reducir los precios para los pobres.

"Lo que pase dependerá de la voluntad política y la acción humana", dijo Diouf. "Si ponemos más dinero en la agricultura, especialmente la agricultura familiar, si podemos asegurar a los productores pobres el acceso a las materias primas e insumos, podemos cambiar la situación", indicó, agregando que esto no puede hacerse "en días".

El director general de la FAO se negó a hacer comentarios sobre los biocombustibles, diciendo que la cuestión será analizada en detalle en una conferencia especial que se celebrará en Roma en junio.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, rechazó esta semana las críticas crecientes sobre los biocarburantes, de los cuales Brasil es un gran productor, a los que adjudican responsabilidad en las alzas de los precios de los alimentos debido a que su producción compite con los cultivos agrícolas.

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