domingo, 20 de abril de 2008

Merrill Lynch sigue en dificultades para salir del pantano 'subprime'

WASHINGTON.- Merrill Lynch continuó en números rojos durante el primer trimestre del año a causa de las masivas depreciaciones de activos, que hacen del banco de inversiones estadounidense uno de las entidades del mundo más afectadas por la crisis de los 'subprime', cuyo final aún parece lejos.

La pérdida trimestral neta alcanzó 1.900 millones de dólares, contra una ganancia de 2.100 millones de dólares un año antes. La pérdida por acción quedó en 2,19 dólares, mucho más pesada que los 1,99 dólares esperados por los analistas. Es el tercer trimestre consecutivo en números rojos para el banco neoyorquino, tras pérdidas por 2.200 millones de dólares en el tercer trimestre de 2007 y de 9.800 millones de dólares en el cuarto trimestre.

Tal como ocurrió en los últimos trimestres, la pérdida anunciada el jueves se explica principalmente por depreciaciones anunciadas de activos. Estos ajustes, por 6.600 millones de dólares, se refieren al valor de títulos vinculados a créditos (CDO), de créditos concedidos a los fondos de inversión y de activos con respaldo de los garantes de crédito (aseguradoras "monoline").

El banco contabilizó asimismo unos 3.000 millones de dólares en depreciaciones adicionales en su balance por títulos vinculados a créditos hipotecarios. Merrill Lynch ya venía contabilizando depreciaciones colosales desde hace seis meses, de 7.900 millones de dólares en el tercer trimestre, llevando el total de las depreciaciones de activos en los últimos 9 meses a cerca de 29.000 millones de dólares.

Merrill responde así por buena parte de los 200.000 millones de depreciaciones que los bancos estadounidenses apuntaron desde el comienzo de la crisis de los créditos hipotecarios de alto riesgo, o 'subprime'. Hasta ahora, se trata del gran banco estadounidense más afectado, superando incluso a la de otro grande de Wall Street, Citigroup, que contabilizó en 2007 depreciaciones por 21.000 millones de dólares.

Merrill es también el segundo banco mundial más afectado después de la Union de Banques Suisses (UBS, 37.400 millones de dólares). Estas pérdidas contrastan con las ganancias anunciadas en el primer trimestre por sus grandes rivales Goldman Sachs, JPMorgan, Lehman Brothers y Morgan Stanley, aun cuando sus utilidades cayeron en promedio a la mitad.

Incluso Bear Stearns, que estuvo al borde de la quiebra en medio de una crisis de liquidez a comienzos de marzo, que obligó a su adquisición a precio de saldo por JPMorgan, registró un resultado positivo, aunque no pasa de la quinta parte del anterior: 115 millones de dólares. Para recuperar sus finanzas, Merrill Lynch anunció la supresión de 4.000 empleos con relación a sus efectivos de fines de 2007 (-10%).

Estos recortes tuvieron lugar en la división de banca de inversiones, pero el banco ya había reducido su plantilla en unos 1.000 funcionarios, principalmente en su filial de crédito hipotecario Franklin. El banco espera que estas supresiones de empleos le permitan ahorrar unos 800 millones de dólares en un año, pero todavía tendrá que contabilizar gastos de reestructuración por 350 millones de dólares en el segundo trimestre.

Y las tribulaciones de Merrill Lynch no terminan ahí: después de estos resultados bastante peores que lo previsto, la agencia Moody's anunció el jueves su intención de considerar una posible rebaja de su nota de largo plazo, estimando que el banco corría el peligro de verse obligado a anunciar nuevas depreciaciones por un total de 6.000 millones de dólares en el correr del año.

"Es uno de los trimestres más difíciles que he vivido en 30 años en Wall Street", comentó el nuevo presidente John Thain, que sustituyó a Stan O'Neal, despedido en noviembre, cuando se empezó a percibir la magnitud de las pérdidas. La acción de Merrill Lynch ganó el jueves un 4,05% en la Bolsa de Nueva York y acabó cerrando en 46,71 dólares.

El presidente de Société Générale se va

Tres meses después del escándalo por el fraude cometido por uno de sus corredores, que puso al banco francés Société Générale al borde de la quiebra, su presidente, Daniel Bouton, abandona su cargo pero seguirá participando en la estrategia de la institución.

El banco anunció la próxima "disociación de las funciones de presidente del consejo y de director general", a pedido de Bouton.

Bouton seguirá siendo presidente del consejo de administración pero dejará la dirección general a su director financiero, Frédéric Oudéa.

La transferencia de poder tendrá lugar el 12 de mayo, durante una próxima reunión del consejo.

El banco no dio explicaciones sobre esta reorganización interna y habló sólo de una adaptación "de la gobernabilidad del grupo".

Según fuentes cercanas al dossier, la nominación de Oudéa fue aprobada por una amplia mayoría de los miembros del consejo.

Ante ellos, el director financiero insistió en la necesidad de preservar la independencia del banco, destacó que los resultados financieros no eran "tan malos" y que el banco no había perdido muchos clientes, según una de estas fuentes.

También indicó que desvelaría próximamente un nuevo organigrama, así como el nombre de su sucesor.

"Es el hombre que necesitábamos para retomar el rumbo, más que una solución externa", confió otra fuente, según la cual Oudéa es "muy apreciado y reconocido en el plano interno".

Nombrado en 2003 director financiero, Oudéa, de 44 años, fue promovido en marzo como director general delegado. Es considerado como el principal artífice del éxito de la recapitalización del banco, que recaudó en Bolsa 5.500 millones de euros para compensar sus pérdidas.

Además parece estar menos ligado al escándalo Kerviel que Jean-Pierre Mustier, el presidente de la banca de finanzas e inversiones, cuya filosofía de resultados a cualquier precio fue acusada como responsable del escándalo.

Bouton, de 58 años, había propuesto dos veces su renuncia al consejo tras la revelación del escándalo a finales de enero, pero el consejo la rechazó.

Sordo a los llamados a su renuncia, se mantuvo firme y argumentó que un capitán no debía abandonar el barco en plena tormenta. Los empleados del banco le otorgaron su apoyo en una manifestación frente a la sede de la entidad.

Société Générale acusa al corredor de bolsa Jérôme Kerviel de haberle causado pérdidas por 4.900 millones de euros incurridas cuando éste arriesgó más de 50.000 millones de euros sin autorización en operaciones que el banco debió luego deshacer.

El corredor afirma que actuó solo, pero sugirió que sus jefes sabían que estaba operando con enormes sumas de dinero e hicieron la vista gorda mientras obtenía ganancias.

La investigación judicial sigue su curso. Kerviel fue puesto en libertad a fines de marzo tras haber pasado un mes en la cárcel, pero no puede salir de París hasta que terminen las pesquisas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario