viernes, 4 de abril de 2008

Acusaciones por crisis hipotecaria y crediticia en EEUU

WASHINGTON.- Mientras el secretario del Tesoro Henry Paulson y algunos legisladores quieren otorgar a la Junta Federal de la Reserva mayores poderes para evitar descalabros financieros, no son pocos los que creen que el abaratamiento del crédito por parte del banco central a principios de esta década y los incentivos que aprobaron los legisladores y la Casa Blanca para la adquisición de la vivienda facilitaron la crisis del ladrillo y crediticia que hoy padece Estados Unidos.

El mercado de la vivienda quizá no habría subido tanto si el banco central, bajo Alan Greenspan, no hubiese mantenido las tasas de interés tan bajas y durante tanto tiempo. Y si el Congreso _ ayudado tanto por gobiernos demócratas como republicanos _ contribuyera a inflar la burbuja del ladrillo al aflojar las regulaciones financieras y fomentar la propiedad de la vivienda.

El presidente de la Junta, Ben Bernanke, fue mayormente ensalzado esta semana en el Capitolio por su actuación del mes pasado: la venta forzosa del banco de inversiones Bear Stearns al comercial J.P. Morgan Chase, para lo cual ofreció créditos multimillonarios a los bancos de inversiones y una reducción de 0,75 puntos en la tasa de descuento.

Empero, durante dos días de comparecencias ante las comisiones legislativas, Bernanke y otros reguladores financieros fueron preguntados si la conducta de la Junta no hizo peligrar los 29.000 millones de dólares que aportó el erario en el crédito a Bear Stearns.

"¿Fue una respuesta justificada para evitar el colapso sistemático de los mercados financieros o un rescate de 30.000 millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses, como han considerado algunos, mientras la gente común tenía problemas para pagar sus hipotecas?", preguntó el jueves el presidente de la Comisión Bancaria del Senado, el demócrata Christopher Dodd.

Bernanke respondió que la intervención de la Junta impidió una inminente catástrofe financiera, que la Junta no supervisa directamente temas relacionados con la propiedad de la vivienda _ problema que sugirió debería encarar el Congreso _ y que no anticipa perder dinero público alguno en la operación de Bear Stearns.

Con todo, reconoció que la conducta de la Junta planteó "difíciles interrogantes sobre política pública".

Empero, tanto la Casa Blanca como el Congreso _ en opinión de muchos analistas y entendidos en cuestiones empresariales _ tuvieron su parte de culpa.

En la década de 1990, el Congreso aprobó una legislación, firmada por el presidente demócrata Bill Clinton, que derogó la Ley Glass-Steagall, adoptada durante la Gran Depresión. La nueva ley permitió a los bancos de inversiones, casas corredoras y empresas aseguradoras competir con los bancos tradicionales pero sin estar sujetos a las mismas regulaciones.

Los legisladores intentan ahora atribuir culpas y debatir las causas que produjeron la actual situación, pero parecen concordar que salir del atolladero requerirá la colaboración de todos los sectores afectados, incluyendo los consumidores.

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