domingo, 27 de abril de 2008

Cal y arena / Carmen Tomás

Los mercados han sobrevivido esta semana a noticias de todo tipo. El IBEX salvó la cara con un descenso en las cinco jornadas del 1 por ciento y cerró por encima de los 13.700 puntos.

Los inversores tuvieron que valorar la cascada de resultados empresariales, la caída de la confianza de los consumidores en Estados Unidos que se sitúa en su nivel más bajo en 25 años. También la imparable escalada del precio del petróleo. El Brent está ya por encima de los 117 dólares el barril y un euro en 1,56 dólares.

Datos externos a los que hay que sumar las correcciones a la baja en las previsiones de crecimiento del Gobierno. El PIB aumentará según Solbes un 2,3 por ciento este año. Y datos realmente malos sobre el mercado de trabajo como los ofrecidos el viernes por la Encuesta de Población activa, que sitúan el paro en España ya muy cerca del 10 por ciento de la población activa.

Unos datos que reflejan la gravedad de la situación en la que estamos por más que el Gobierno siga sin reconocer el mal en todo su extensión y por supuesto y en línea con esa idea no tome las medidas adecuadas que la situación que requiere. Medidas que vayan al origen de los problemas y que no se queden en puro maquillaje.

Los datos se van sucediendo en España a modo de chorro y todos malos. Ya no hablamos del deterioro de las compraventas de casas, sino de morosidad, de competitividad, de déficit comercial, exterior y público. Esta semana supimos también que el superávit del Estado había descendido a la mitad y aún están sin contabilizar los 6.000 millones de euros que cuesta la aplicación de la medida de los 400 euros y por supuesto los mayores gastos en prestaciones por desempleo.

La verdad es que deterioro de la situación es cada día mayor y los inversores de hecho lo reflejan en la bolsa, donde se salvan pocos valores que son los que realmente sostienen el mercado. Es difícil con este panorama en el que lo principal: la desconfianza mundial entre los bancos aún no se ha despejado pronosticar el fin de la volatilidad y de los vaivenes. Siempre la prudencia es consejera, pero ahora más que nunca. Piense en el largo plazo, busque valores que ofrezcan buenos dividendos y olvídese.

No hay comentarios:

Publicar un comentario