viernes, 11 de abril de 2008

Cuba trata de resolver la creciente desigualdad

LA HABANA.- Las reformas aprobadas por el nuevo presidente cubano, Raúl Castro, para permitir la venta de ordenadores, reproductores de DVD y teléfonos móviles, además de permitir que los cubanos se alojen en hoteles, son un reconocimiento de la creciente desigualdad en el país comunista.

Los bienes y servicios están disponibles sólo para los cubanos que tienen la moneda con la que pagarlos, que son los pesos convertibles, o CUC, que valen a 24 veces más que el peso cubano con el que se pagan la mayoría de los salarios.

La mayoría de los artículos y servicios estaban antes disponibles en el mercado negro para aquellos dispuestos a violar la ley para comprarlos y arriesgarse a que los productos fueran confiscados.

Permitir legalmente su venta facilita la vida a los cubanos con acceso a los CUC, que están fijos en 1,08 dólares, pero también resalta las desigualdades en un país donde el salario medio es de unos 17 dólares al mes.

Mientras que profesionales como doctores y docentes tienen salarios estatales muy bajos, aquellos cubanos que reciben dinero de familiares en el exterior, propinas de turistas, dirigen pequeños negocios, viajan en misiones gubernamentales al exterior, reciben bonificaciones en CUC, o venden bienes en el mercado negro, tienen un poder adquisitivo mucho mayor.

Sin embargo, eso podría cambiar pronto, con un nuevo código laboral que por primera vez no pone un límite al salario estatal de un individuo, en tanto esté vinculado con la productividad.

Los cubanos no se sorprendieron por las medidas tomadas por Raúl Castro a pocas semanas de suceder como presidente a su convaleciente hermano Fidel Castro, pero algunos se sintieron frustrados.

"Me niego a comprar un ciclomotor eléctrico de 98 CUC. Este precio es como comprar una limusina en cualquier otro país; es más de cuatro veces mi salario mensual", dijo un médico tras visitar una tienda de electrodomésticos donde los nuevos artículos de consumo estaban a la venta.

Cuba se enorgullece de ser la sociedad más igualitaria de América Latina, pero la desigualdad no es nueva en la isla. Alrededor del 15 por ciento de la población tiene el 85 por ciento de los pesos que hay en el banco.

Cuando la caída de la Unión Soviética hundió a Cuba en su peor crisis a principios de la década de 1990, el entonces presidente Fidel Castro anunció amargamente que el dólar estadounidense se convertiría en moneda de curso legal junto al peso cubano.

Se abrieron las casas de cambio estatales, se permitieron negocios familiares y el país se abrió al turismo e inversiones del exterior, mientras Castro intentaba evitar un completo colapso de la economía.

El presidente dijo en esa oportunidad que no tenía opción si quería que el socialismo cubano sobreviviera, pese a la desigualdad y a los problemas sociales que provocarían las medidas.

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