viernes, 25 de abril de 2008

La economía salta a las barricadas / Luis Aparicio

Ya empieza a verse el muelle del sillón roto, el mantel quemado y la maceta dentro de la piscina tras la fiesta levantada en honor del dios ladrillo en los últimos años.

Ahora, con la crítica que impone la resaca, se ven los desperfectos de esta bacanal a la que todos han sido invitados y en la que casi todos participaron. Y a algunos aún les dura el efecto de su dispsomanía.

Para este sábado, o sea, mañana se ha convocado en Madrid una manifestación de empresas constructoras y proveedores de inmobiliarias, reunidas en torno a una asociación creada el pasado mes de marzo para los afectados de impagos.

¡A las barricadas! para exigir el pago de sus suministros y servicios, después de haberse beneficiado e incluso promovido esta gran orgía del sector inmobiliario en la que el que no se enriquecía era tonto o no tenía el coraje suficiente para arriesgar. No hay más que fijarse en la economía real con las salidas de los pueblos atestadas de tiendas de materiales de construcción, que ponían de manifiesto el buen momento del sector.

Ahora conoceremos una insólita manifestación empresarial, frente a las más normales que se han hecho en los últimos años, sobre todo desde ambientes universitarios en demanda del acceso a la vivienda para todos. Aquí, seguramente, nos apuntemos un nuevo tanto de la originalidad hispana que ahora exportamos al mundo, creo que sin mucho éxito. A tan esperpénticas demandas, el fin de la fiesta añade nuevos matices interesantes.

Nuestros sólidos bancos, nuestras hiper supervisadas entidades financieras, ejemplos para los casquivanos bancos europeos y estadounidenses, han asumido unos riesgos con el sector constructor e inmobiliario no precisamente ortodoxos.

Dejando a un lado el valor bursátil de inmobiliarias y constructoras que es fútil y muy dado a la evanescencia, bancos y cajas han dado créditos a estas actividades económicas por valor de tres veces su patrimonio y por valor de once veces los beneficios logrados en ejercicios dorados, según publicó esta misma semana el portal financiero Invertia.com, con datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Es difícil precisar los criterios con los que las entidades financieras han asumido tamaños riesgos con el mercado inmobiliario, cargados como están de asesores y conocedores de que los ciclos económicos no son un invento para asustar a los niños.

A los bancos no les hace falta salir a la calle. Ahí tienen a los bancos centrales inyectando liquidez e intercambiando papelitos de dudosa fiabilidad por deuda pública con la garantía del Erario Público, como ha ocurrido esta misma semana en el Reino Unido.

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