domingo, 6 de abril de 2008

La venta de palmeras cae en Elche un 40% por el picudo rojo y la crisis de la construcción

ELCHE.- La venta de palmeras empieza a dejar de ser un negocio. El sector se ha visto sacudido en los últimos tres años por varios problemas sanitarios y de coyuntura económica que han mermado la rentabilidad de las palmáceas que se cultivan y comercializan desde la provincia, especialmente en viveros de Elche y de Alicante, según revela "La Verdad".

El primer contratiempo surgió en octubre del año 2005, cuando se detectó la presencia del picudo rojo en el término municipal ilicitano. La aparición de este insecto -que ataca al interior de la palmera y que, por tanto, es casi imposible de detectar hasta que el ejemplar está prácticamente muerto- obligó a prohibir cautelarmente el movimiento de palmeras y a destruir miles de ellas afectadas.

Ahora se permite su comercialización, pero bajo estrictas medidas de vigilancia. El presidente de la Asociación de Viveristas de Elche, Pedro López, explica que «la Conselleria de Agricultura está aplicando la normativa europea que prohíbe la circulación de palmeras sin pasaporte fitosanitario. Además, los ejemplares tienen que estar dos años bajo tratamiento antes de su comercialización».

Aunque la patronal de los viveros no ha calculado el impacto económico en cifras de negocio, su presidente estima en un 30 ó 40% la reducción en la venta de ejemplares desde el año 2005. Este descenso se explica por las restricciones impuestas a la comercialización y por la imagen negativa que se ha proyectado de las palmáceas.

Según explica Pedro López, «en Elche y Alicante se está controlando mucho la evolución de la plaga del picudo rojo. Sin embargo, en Murcia o Andalucía hay palmeras infectadas en jardines privados, donde es mucho más difícil la vigilancia y la plaga se sigue extendiendo. Al final, se da una mala imagen de la palmera y la gente opta por otro tipo de árbol».

A los problemas generados por el picudo rojo, la patronal añade un nuevo factor que está repercutiendo negativamente en las ventas: la desaceleración del sector de la construcción.

Aunque aparentemente no existe una vinculación directa, Pedro López alerta de que la crisis inmobiliaria está provocando que se inicien menos promociones inmobiliarias y, en consecuencia, haya menos jardines y sean necesarias menos palmeras para adornar las zonas verdes.

La crisis en la venta de palmeras repercute de forma inmediata en los viveristas. No en vano, la mitad de los ingresos que generan estas empresas proceden de la comercialización de palmáceas. El 50% restante del negocio proviene de la venta de otros árboles o plantas.

En la actualidad, existen cincuenta o sesenta grandes viveros especializados en la comercialización de palmeras entre Alicante y Elche. El sector da trabajo a centenares de personas, de forma directa o indirecta.

Por ello, el presidente de la Asociación de Viveristas de Elche reclama a la Administración autonómica y local que «sigan con nosotros en la lucha contra el picudo».

No obstante, afirma que desde la propia Conselleria de Agricultura «nos han dicho que no hay fondos para todos», pese a que los viveristas y los agricultores se ven obligados a realizar tratamientos fitosanitarios sobre los ejemplares cada veinte o veinticinco días.

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